Un café, por favor

Frapuchino de moca con shot de vainilla, frapé helado con topping de nata, espresso italiano, capuchino… hay miles de formas de café, para todos los gustos.

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Tali Mandel

Posteado en 15.03.21

Frapuchino de moca con shot de vainilla, frapé helado con topping de nata, espresso italiano, capuchino… hay miles de formas de café, para todos los gustos. Por supuesto, se puede elegir el precio a pagar por tomarse este “chute” de cafeína que para algunos es totalmente imprescindible para comenzar el día.

 

Antes de comer casher, solía sentarme en uno de los cómodos sofás de Starbucks y pagaba una cantidad ridículamente alta por tomar un café con leche. Pero eso sí, venía adornado con veinte mil tonterías y mi nombre escrito a toda prisa en el borde del vaso, como si eso lo hiciera aún más especial y “personalizado”. En realidad, más que del café disfrutaba del ambiente. Y creo que ese es el verdadero secreto de su éxito: crear un ambiente relajado en el que se pueden pasar las horas que uno quiera charlando con amigos, leyendo un libro, trabajando con el portátil o simplemente mirando por la ventana que suele tener bonitas vistas.

 

Por supuesto, en cualquier negocio de hostelería la comodidad del cliente es primordial, pero hay ciertos sitios en los que sacrifican este punto en favor de un precio más asequible. La clientela es diferente, por supuesto, en uno u otro negocio. Unos buscan la practicidad y el servicio rápido para continuar con su ritmo acelerado y otros prefieren sentarse cómodamente, pagar por el café, por el decorado, por los ventanales… y pasar un rato a gusto.

 

Afortunadamente, con el estudio de la Torá no tenemos esta disyuntiva. El “café” o sea, el material que vamos a beber con ansia es de una calidad exquisita, mejor que cualquier otra cosa en el mundo entero, con lo que tenemos la garantía de que nos va a gustar. La incertidumbre viene cuando llega la hora de elegir el ambiente en el que lo vamos a consumir, ya que este sí que puede ser mejor o peor. Puede ser que un día tengamos que conformarnos con escuchar un breve vídeo sobre los comentarios de la parashá de la semana, otro día tenemos tiempo de leer unas líneas de halajá sobre la próxima festividad y otro día por fin encontramos el momento de sentarnos y abrir un libro para deleitarnos con el dulce sabor de las palabras de los grandes comentaristas toraicos.

 

Podemos elegir también entre pagar por unas clases o estudiar de forma gratuita a través de los cientos de miles de sitios web o escuelas que existen en el mundo entero. Por tanto, tenemos la opción de elegir cómo vamos a hacer este estudio para saciar la sed de nuestra alma. No obstante, uno de los requisitos que muchos pasan por alto es el origen de las clases que escuchan. Aquí es muy importante saber de dónde proceden las lecciones que se aprenden ya que hay diferentes niveles que pueden resultarnos demasiado complejos o muy sencillos y, como consecuencia, perder la atención. Por tanto, hay que asegurarse de que el material que se va a estudiar está adaptado a la medida de uno. Tanto si se es noájida, como si está en proceso de conversión, si nació como judío pero empezó a estudiar Torá recientemente o si lleva años estudiando Talmud, hay que ser muy selecto cuando se trata de clases de Torá.

 

En este punto, me gustaría llamar la atención sobre las charlas sobre cabalá que existen en internet. Estas deben ser revisadas con cuidado y hay que cotejar muy bien cuál es el origen del centro que imparte las charlas o los rabinos que enseñan cabalá por internet ya que no se trata de cualquier cosa. De sobra es sabido que hay personas que intentan abarcar más de lo que pueden, y lamentablemente cuando intentan estudiar determinadas cosas sin la orientación adecuada caen en errores que luego cuesta años enmendar.

 

Por tanto, tómense su tiempo para averiguar qué tipo de clases de Torá les convienen más. Al igual que invierten su esfuerzo en encontrar ese rincón perfecto en el que saborear su taza de café favorito, intenten localizar ese lugar ideal en el que disfrutar del más rico elixir del mundo, la Torá.

 

 

 

 

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