Un sabio consejo

Todos conocen la importancia de actuar con imprudencia o precipitadamente o bien recapacitar sobre las acciones que se tomarán en el futuro. Pero a la hora de tomar una decisión no hay nada como recibir un sabio consejo.

La gente que hay a nuestro alrededor es emisaria de HaShem. En Su infinita misericordia, el Creador nos envía a personas piadosas que hablan con nosotros y nos permiten darnos cuenta de la solución que ya existe a las situaciones dificultosas que encontramos en la vida. Nuestros amigos, la familia o incluso cualquier persona con la que entablamos una conversación mientras esperamos el autobús son utilizadas sabiamente para aconsejarnos a tiempo sobre las decisiones que estamos a punto de tomar. Incluso sin darnos cuenta, si prestamos atención a las palabras que salen de la boca de los que están cerca de nosotros podemos llegar a comprender cosas que nos eran totalmente incomprensibles. Lo importante es prestar atención a las señales. Estar siempre atentos a lo que sucede a nuestro alrededor es imprescindible para tomar sabias decisiones.

A lo largo de mi vida recuerdo varios consejos sabios que me ayudaron a decidir cosas importantes. Por ejemplo, cuando estaba a punto de escoger qué estudios universitarios quería cursar. El sabio consejo de mi padre, que en paz descanse, me dio en ese momento fue decisivo para elegir mi futuro profesional. Este es uno de los muchos ejemplos que recuerdo en mi vida, pero estoy segura de que si me pusiera a rememorar otras ocasiones encontraría innumerables casos en los que escuchando a los demás pude tomar la mejor decisión.

No quiero aburrirles contándoles toda mi vida, pero sí quiero traer aquí un buen consejo que recibí de mi querido Rabino, al que quiero, admiro y respeto desde el momento en que le conocí. Al aproximarse el día de mi boda, andaba nerviosa pensando qué haría cuando mi madre llegara a Israel para acudir al matrimonio. Como saben, yo hice conversión hace años, por lo que mi familia desconoce tremendamente los detalles de la vida judía y qué decir tiene de la jupá. Unos días antes de la fecha señalada, mi Rabino me aconsejó que tuviera un cuidado especial para designar a una persona que le explicara los detalles de la boda a mi madre y a mi familia que venía desde España y que no tenían ni la más remota idea de cómo sería este asunto de una boda judía. Me contó varios casos en los que personas que no eran judías acudían a bodas, bar mitzva, etc. Y definitivamente me convenció de lo apropiado de hablar con una persona que atendiera a mi madre y no la hiciera sentirse desubicada en este día tan importante.

Es muy común que haya invitados no judíos cuando se trata de celebraciones en las que personas conversas están celebrando acontecimientos importantes de sus vidas, como una boda por ejemplo, por lo que este es un consejo que aprecio muchísimo y que considero muy sabio y por eso se lo quiero transmitir a través de estas palabras. No solamente quiero remarcarles la importancia de saber escuchar y recibir un consejo sino también de integrar a una persona que tiene realmente el deseo de hacer feliz a su hija o a su prima o a su amiga y que hacen viajes de miles de kilómetros para compartir con ella un día señalado en su vida.

Debemos apreciar a los demás, amarles y respetarles para que haya en este mundo cada día más amor y poder cumplir los preceptos de HaShem que nos ordenó que nos respetásemos unos a otros. Halájicamente, mi familia ya no lo es pero de todas formas hay que saber lidiar entre dos mundos y mantener una buena relación al alcance de lo que sea posible para no ofender a nadie. Si está en nuestra mano, ¿por qué no hacerlo? Cada día tenemos numerosas oportunidades de hacer feliz a alguien con una sonrisa, con un gesto amable o tal vez pensando en sus futuras necesidades y anticiparse para que la persona no se sienta sola o fuera de lugar. Que HaShem siempre abra nuestro entendimiento para saber escuchar los sabios consejos que llegan a nosotros.