Realmente lo siento

¿De dónde provienen el enojo, la envidia y demás emociones negativas que sentimos a veces?

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Dr. Zev Ballen

Posteado en 15.03.21

¿De dónde provienen el enojo, la envidia y demás emociones negativas que sentimos a veces? Pensamos que estas emociones misteriosamente vienen y nos atacan, forzándonos a reaccionar de esa manera.

 

Pero en realidad sucede lo contrario. ¡Nosotras acudimos a ellas! Buscamos en forma activa todas estas emociones negativas y las justificaciones que nos permitan expresar todo ese enojo e impaciencia y frustración ante los demás, muchas veces niños inocentes o nuestra pareja, que no hizo nada de malo.

 

Tal vez no sea una decisión consciente pero inconscientemente estamos buscando una estrategia para descargarnos en nuestros hijos y para sentirnos bien durante esos dos segundos en que liberamos adrenalina. Pero entonces ¿qué pasa después?  Nos sentimos terrible, nos sentimos culpables.

 

Espiritualmente, cuando hacemos esto, y nos enojamos con alguien, acabamos de quebrar algo valiosísimo: no sólo la confianza de esa otra persona sino su misma neshamá, su alma. El Rabino Arush enseña en Educación con Amor que podemos quebrar a una persona cuando usamos palabras o acciones de violencia. La pregunta es cómo podemos arreglar eso.

 

En el mundo físico, no podemos arreglar las cosas con tanta facilidad. Si rompemos un florero caro, no hay nada que hacer: está roto. Si rompemos una ventana, no podemos simplemente juntar los pedazos y rearmarla como era antes. Cuando le gritamos a la gente, les estamos literalmente haciendo pedazos el alma, el espíritu y el corazón, y precisamente a las personas que supuestamente más amamos. Por suerte, en el mundo espiritual hay una forma de arreglar esto: se llama “arrepentimiento”.

 

¿Qué significa realmente “arrepentirse”? Significa que retornamos a Dios. Él no quiere que hagamos ayunos a diario y nos demos latigazos. Lo único que quiere es ver que estamos dispuestos a transitar en la dirección debida, aunque avancemos solamente un par de milímetros.  Muchos de nosotros no creemos que algo tan minúsculo pueda surtir algún efecto, pero pregúntenle a cualquier jugador de golf la diferencia que pueden hacer unos cuantos milímetros…

 

Si hemos roto algo, ya sea un objeto o una persona, debemos pedir perdón. Y tenemos que decirlo con sinceridad, con pasión y con amor. A todos, y en especial a nuestra pareja y nuestros hijos.

 

No importa de dónde vengas, ni qué historia tengas detrás, Dios le dio a cada uno la capacidad de mantener relaciones normales, sanas y afectuosas. ¿De dónde lo sé, me preguntas? Lo sé porque Dios no nos habría enviado a este mundo con todos los desafíos que enfrentamos a diario y todas las personas difíciles con las que tenemos que lidiar sin darnos la sabiduría necesaria para enfrentar todo esto.

 

Hashem está mirando y registrando cada cosa que hacemos, pero también nos da el control de nuestras emociones. De nosotros depende ponerlo en práctica en las relaciones que tenemos con los demás.

 

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1. Claudia lipez

11/14/2018

Agradecer Pensé que conocía realmente al creador pero veo que no cuestionaba a Dios por muerte de mamá y hermana me sentía enojada con EL y no lo sabia gracias a las enseñanzas minfensenha renovado.gracias desde Argentina

2. Miriam

11/13/2018

Lo siento Que importancia!!! gracias!

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