Hagan la prueba

Lo único que Hashem quiere de nosotros es que Lo sirvamos con todo el corazón y con toda el alma.

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 18.10.20

“…para que Yo pueda ponerlos a prueba, a ver si siguen Mis Leyes” (ídem).

 

¿De qué prueba estamos hablando? Responde Rabí Elazar que “todo el que hoy tiene para comer y pregunta qué va a comer mañana, le falta emuná”. Hashem estaba poniendo a prueba la emuná del pueblo. Por eso les dio solamente una porción suficiente para un solo día, a ver si tenían emuná y confianza en que Él les proveería también la porción del día siguiente, o si, por el contrario iban a vivir eternamente preocupados.

 

Aquel que tiene una total confianza en Hashem no se preocupa por temas de dinero. Esto es algo que se percibe a simple vista: todo el que no tiene confianza en Hashem no puede dedicarse al estudio de la Torá ni al servicio de Hashem, porque está continuamente pensando qué va a comer mañana y no tiene el corazón libre para conectarse con Hashem. Esa persona incluso se preocupa por lo que puede suceder la semana que viene o incluso en un futuro lejano.

 

Por el contrario, la persona que tiene confianza en Hashem y no se preocupa por el futuro sí puede dedicarse al estudio de la Torá y al servicio de Hashem. Porque dado que por el momento cuenta con un sustento básico, está seguro y confiado de que cuando necesite más sustento, Hashem se lo dará, igual que los israelitas en el desierto que comían el maná, que tenían total confianza en que Hashem les iba a proveer el maná también al día siguiente.

 

Es como si Hashem nos estuviera diciendo: “Ustedes hagan lo que tienen que hacer – hagan todo lo posible por confiar en Mí. Aprendan a tener emuná y fortalézcanla. Hagan su parte y quédense tranquilos que Yo haré la Mía y les brindaré todo Mi apoyo, así como mantuve y proveí sustento a sus antepasados en el desierto haciendo caer el maná del cielo todos los días. Así como en el desierto no había nada que estuviera más allá de Mi poder, tampoco hay nada que impida que Yo les provea el sustento hoy en día, aunque eso signifique que tenga que hacerles caer el pan del cielo…”.

 

Por eso, no debemos preocuparnos en absoluto respecto al sustento. Lo único que Hashem quiere de nosotros es que Lo sirvamos con todo el corazón y con toda el alma. Y entonces Él va a a proveernos cada una de nuestras necesidades.

 

Dice el versículo:

 

“Y sucederá que el sexto día, cuando preparen lo que traigan, será una porción doble de lo que recogen cada día” (Éxodo 16:5)

 

¿Por qué la Torá emplea la frase “porción doble”? La respuesta es que en hebreo, la palabra que significa “doble” es mishné, que tiene exactamente la misma raíz que la palabra “cambiar”, o sea, mishtané. Nuestros Sabios explican en base a esta conexión que el maná que recogían los israelitas los viernes sufría un cambio al día siguiente, o sea, el Shabat: se duplicaba en cantidad. Si el viernes tenía un fragante aroma a pan recién horneado, la fragancia también se volvía el doble de fuerte en Shabat.

 

Es sabido que la comida de Shabat posee un sabor único e irremplazable. Nuestros Sabios enseñan que ese sabor se debe al “condimento especial” que es el mismo Shabat. Cuenta el Talmud que el César le preguntó a Rabí Yehuda hijo de Janania: “¿Por qué la comida de Shabat tiene un aroma tan especial?”. Respondió Rabí Yehoshua que existe un condimento especial que usamos al preparar la comida, que se llama Shabat. Entonces el César le dijo a Rabí Yehuda: “Siendo así, ¡dame un poco de ese condimento!”. Rabí Yehoshua respondió que en el caso de la persona que observa el Shabat, el Shabat le mejora la vida. Y en el caso de la persona que no observa el Shabat, entonces está renunciando a la protección y al sublime placer que este ofrece.

 

“Esto es lo que Hashem ha ordenado: ‘Recójanlo, pues cada hombre de acuerdo con lo que come  -un omer por persona-  de acuerdo con el número de su gente, cada uno de acuerdo con quien está en su tienda, tomarán’”. Los israelitas así lo hicieron y recogieron, quien más, quien menos. Midieron en un omer y todo el que tomó más no tenía nada adicional, y todo el que tomó menos, no le faltaba; cada uno de acuerdo con lo que come, recogieron (Éxodo 16:16-18)”.

 

Hashem le ordenó a cada persona que tomara exactamente la cantidad que precisaba, ni más ni menos.

 

Rashi comenta: “Tanto aquel que tomaba demasiado como aquel que tomaba demasiado poco” significa que había quienes tomaban más de lo que debían y había también quienes tomaban menos de lo que debían. Sin embargo, cuando llegaban a sus tiendas y medían cuánto habían llevado, todos se daban cuenta de que tenían exactamente un omer de maná. Todos lo mismo. Esto por sí solo ya era un tremendo milagro.

 

La poderosísima lección que aprendemos de las palabras del santo Rashi, quien fue uno de los más grandes comentaristas de la Torá, si no el más grande, es que la cantidad de maná que recibía cada familia era una cantidad preestablecida en forma Divina y que no podía ser modificada. Aquel que había tomado más, de pronto veía que tenía menos de lo que pensaba. Y el que tomaba menos se daba cuenta de que su porción había aumentado. Obviamente, ¡esto es nada más ni nada menos que un milagro!

 

Y esta misma lección ha continuado poniéndose en la práctica a lo largo de las generaciones. La riqueza de cada persona es directamente proporcional a la cantidad que necesita para mantener a su familia y a sí mismo. Esta es la respuesta a todos aquellos que carecen por completo de emuná y tienen miedo de traer hijos al mundo, pensando que no van a poder mantenerlos. La Torá nos enseña exactamente lo contrario: la riqueza del individuo depende en gran medida de la cantidad de miembros que posea dicha familia. Cuanto más grande la familia, más riquezas tiene el individuo.

 

A un nivel más profundo, vemos que a veces sucede que una persona está llena de pecados y transgresiones y por lo tanto se merece muy poco sustento, pero únicamente por el mérito de tener una familia grande es que logra recibir algo de sustento. Tal vez incluso es posible que el alma que trajo esa persona a este mundo necesite vivir en un medio de riqueza y que únicamente debido a eso, el padre, que es absolutamente indigno, tenga riquezas a pesar de todo.

 

Hoy sucede lo mismo que por aquel entonces: por más horas extras que uno haga en la oficina, uno no va a poder ser más rico de lo que Hashem quiere que sea. Cada persona continuará recibiendo exactamente la cantidad de sustento que Hashem le ha asignado. Todo dinero “extra” que haya obtenido en el trabajo no le va a traer más felicidad ni bienestar. Los ingresos extras van a ir a parar al técnico del lavarropas, o a multas de estacionamiento y demás pérdidas monetarias.

 

Y viceversa. Aquel que le dedica tiempo a las ganancias espirituales –estudiando Torá, orando, cumpliendo con los preceptos, realizando actos de caridad y benevolencia– va a recibir hasta el último centavo que se merece. Aquel que hace todo lo posible por fortalecer y mejorar su relación con Hashem ciertamente gozará de amplia abundancia Divina.

 

Además, enseñan nuestros Sabios que todo el que comía su omer, o sea, su porción personal de maná, se quedaba absolutamente satisfecho todo el día y, como si eso fuera poco, se curaba de cualquier dolencia que pudiera estar sufriendo. Pero si alguien comía más de un omer, entonces todo el día tenía hambre y además sufría de toda clase de dolencias. A partir de esto aprendemos que debemos comer y beber con moderación, ya que esto es algo que afecta enormemente nuestra salud y nuestro estilo de vida. Cuando uno come únicamente para proveerle al cuerpo los nutrientes que necesita y no come en forma excesiva, entonces lógicamente se desprende que va a vivir una vida mucho más sana que si cometiera excesos. Y la persona que come en exceso, o sea, el glotón, el que gusta de comer en exceso y/o come alimentos nocivos, se está causando a sí mismo un daño terrible. Y el precio que paga por unos cuantos momentos de placer físico simplemente no vale la pena. Escribe Maimónides que casi todas las enfermedades y dolencias que padece el ser humano son consecuencia de comer en exceso.

“…para que Yo pueda ponerlos a prueba, a ver si siguen Mis Leyes” (ídem).

¿De qué prueba estamos hablando? Responde Rabí Elazar que “todo el que hoy tiene para comer y pregunta qué va a comer mañana, le falta emuná”. Hashem estaba poniendo a prueba la emuná del pueblo. Por eso les dio solamente una porción suficiente para un solo día, a ver si tenían emuná y confianza en que Él les proveería también la porción del día siguiente, o si, por el contrario iban a vivir eternamente preocupados.

Aquel que tiene una total confianza en Hashem no se preocupa por temas de dinero. Esto es algo que se percibe a simple vista: todo el que no tiene confianza en Hashem no puede dedicarse al estudio de la Torá ni al servicio de Hashem, porque está continuamente pensando qué va a comer mañana y no tiene el corazón libre para conectarse con Hashem. Esa persona incluso se preocupa por lo que puede suceder la semana que viene o incluso en un futuro lejano.

Por el contrario, la persona que tiene confianza en Hashem y no se preocupa por el futuro sí puede dedicarse al estudio de la Torá y al servicio de Hashem. Porque dado que por el momento cuenta con un sustento básico, está seguro y confiado de que cuando necesite más sustento, Hashem se lo dará, igual que los israelitas en el desierto que comían el maná, que tenían total confianza en que Hashem les iba a proveer el maná también al día siguiente.

Es como si Hashem nos estuviera diciendo: “Ustedes hagan lo que tienen que hacer – hagan todo lo posible por confiar en Mí. Aprendan a tener emuná y fortalézcanla. Hagan su parte y quédense tranquilos que Yo haré la Mía y les brindaré todo Mi apoyo, así como mantuve y proveí sustento a sus antepasados en el desierto haciendo caer el maná del cielo todos los días. Así como en el desierto no había nada que estuviera más allá de Mi poder, tampoco hay nada que impida que Yo les provea el sustento hoy en día, aunque eso signifique que tenga que hacerles caer el pan del cielo…”.

Por eso, no debemos preocuparnos en absoluto respecto al sustento. Lo único que Hashem quiere de nosotros es que Lo sirvamos con todo el corazón y con toda el alma. Y entonces Él va a a proveernos cada una de nuestras necesidades.

Dice el versículo:

“Y sucederá que el sexto día, cuando preparen lo que traigan, será una porción doble de lo que recogen cada día” (Éxodo 16:5)

¿Por qué la Torá emplea la frase “porción doble”? La respuesta es que en hebreo, la palabra que significa “doble” es mishné, que tiene exactamente la misma raíz que la palabra “cambiar”, o sea, mishtané. Nuestros Sabios explican en base a esta conexión que el maná que recogían los israelitas los viernes sufría un cambio al día siguiente, o sea, el Shabat: se duplicaba en cantidad. Si el viernes tenía un fragante aroma a pan recién horneado, la fragancia también se volvía el doble de fuerte en Shabat.

Es sabido que la comida de Shabat posee un sabor único e irremplazable. Nuestros Sabios enseñan que ese sabor se debe al “condimento especial” que es el mismo Shabat. Cuenta el Talmud que el César le preguntó a Rabí Yehuda hijo de Janania: “¿Por qué la comida de Shabat tiene un aroma tan especial?”. Respondió Rabí Yehoshua que existe un condimento especial que usamos al preparar la comida, que se llama Shabat. Entonces el César le dijo a Rabí Yehuda: “Siendo así, ¡dame un poco de ese condimento!”. Rabí Yehoshua respondió que en el caso de la persona que observa el Shabat, el Shabat le mejora la vida. Y en el caso de la persona que no observa el Shabat, entonces está renunciando a la protección y al sublime placer que este ofrece.

“Esto es lo que Hashem ha ordenado: ‘Recójanlo, pues cada hombre de acuerdo con lo que come  -un omer por persona-  de acuerdo con el número de su gente, cada uno de acuerdo con quien está en su tienda, tomarán’”. Los israelitas así lo hicieron y recogieron, quien más, quien menos. Midieron en un omer y todo el que tomó más no tenía nada adicional, y todo el que tomó menos, no le faltaba; cada uno de acuerdo con lo que come, recogieron (Éxodo 16:16-18)”.

Hashem le ordenó a cada persona que tomara exactamente la cantidad que precisaba, ni más ni menos.

Rashi comenta: “Tanto aquel que tomaba demasiado como aquel que tomaba demasiado poco” significa que había quienes tomaban más de lo que debían y había también quienes tomaban menos de lo que debían. Sin embargo, cuando llegaban a sus tiendas y medían cuánto habían llevado, todos se daban cuenta de que tenían exactamente un omer de maná. Todos lo mismo. Esto por sí solo ya era un tremendo milagro.

La poderosísima lección que aprendemos de las palabras del santo Rashi, quien fue uno de los más grandes comentaristas de la Torá, si no el más grande, es que la cantidad de maná que recibía cada familia era una cantidad preestablecida en forma Divina y que no podía ser modificada. Aquel que había tomado más, de pronto veía que tenía menos de lo que pensaba. Y el que tomaba menos se daba cuenta de que su porción había aumentado. Obviamente, ¡esto es nada más ni nada menos que un milagro!

Y esta misma lección ha continuado poniéndose en la práctica a lo largo de las generaciones. La riqueza de cada persona es directamente proporcional a la cantidad que necesita para mantener a su familia y a sí mismo. Esta es la respuesta a todos aquellos que carecen por completo de emuná y tienen miedo de traer hijos al mundo, pensando que no van a poder mantenerlos. La Torá nos enseña exactamente lo contrario: la riqueza del individuo depende en gran medida de la cantidad de miembros que posea dicha familia. Cuanto más grande la familia, más riquezas tiene el individuo.

A un nivel más profundo, vemos que a veces sucede que una persona está llena de pecados y transgresiones y por lo tanto se merece muy poco sustento, pero únicamente por el mérito de tener una familia grande es que logra recibir algo de sustento. Tal vez incluso es posible que el alma que trajo esa persona a este mundo necesite vivir en un medio de riqueza y que únicamente debido a eso, el padre, que es absolutamente indigno, tenga riquezas a pesar de todo.

Hoy sucede lo mismo que por aquel entonces: por más horas extras que uno haga en la oficina, uno no va a poder ser más rico de lo que Hashem quiere que sea. Cada persona continuará recibiendo exactamente la cantidad de sustento que Hashem le ha asignado. Todo dinero “extra” que haya obtenido en el trabajo no le va a traer más felicidad ni bienestar. Los ingresos extras van a ir a parar al técnico del lavarropas, o a multas de estacionamiento y demás pérdidas monetarias.

Y viceversa. Aquel que le dedica tiempo a las ganancias espirituales –estudiando Torá, orando, cumpliendo con los preceptos, realizando actos de caridad y benevolencia– va a recibir hasta el último centavo que se merece. Aquel que hace todo lo posible por fortalecer y mejorar su relación con Hashem ciertamente gozará de amplia abundancia Divina.

Además, enseñan nuestros Sabios que todo el que comía su omer, o sea, su porción personal de maná, se quedaba absolutamente satisfecho todo el día y, como si eso fuera poco, se curaba de cualquier dolencia que pudiera estar sufriendo. Pero si alguien comía más de un omer, entonces todo el día tenía hambre y además sufría de toda clase de dolencias. A partir de esto aprendemos que debemos comer y beber con moderación, ya que esto es algo que afecta enormemente nuestra salud y nuestro estilo de vida. Cuando uno come únicamente para proveerle al cuerpo los nutrientes que necesita y no come en forma excesiva, entonces lógicamente se desprende que va a vivir una vida mucho más sana que si cometiera excesos. Y la persona que come en exceso, o sea, el glotón, el que gusta de comer en exceso y/o come alimentos nocivos, se está causando a sí mismo un daño terrible. Y el precio que paga por unos cuantos momentos de placer físico simplemente no vale la pena. Escribe Maimónides que casi todas las enfermedades y dolencias que padece el ser humano son consecuencia de comer en exceso.

 

 

 

 

 

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1. Cara Rappaport

1/02/2021

Estos escritos me han ayudado mucho a seguir mi camino espiritual. Muchas gracias por esto.

Gracias por tu respuesta

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