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Seguro que tienen un perfil de Facebook, Instagram, YouTube… ¿quieren sacarle el máximo provecho? Sigan leyendo.

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Tali Mandel

Posteado en 14.03.21

Seguro que tienen un perfil de Facebook, Instagram, YouTube… ¿quieren aprender a utilizarlo? Sigan leyendo. Aquí abajo les doy unas pautas sobre qué hacer y qué no hacer con sus perfiles de las redes sociales que abundan tanto hoy en día.

 

Las redes sociales son un arma de doble filo, por un lado son un instrumento fabuloso para mantenerse al día sobre cosas que nos resultan interesantes. Por ejemplo, para aprender Torá a través del Facebook de Breslev Español. Nosotros queremos mucho a nuestros seguidores y les agradecemos su apoyo y sus comentarios constructivos a nuestros posts. Por otro lado, también sirven para estar en contacto con personas que, de otro modo, estarían muy lejos y seguir manteniendo con ellos cierto tipo de amistad o comenzar relaciones de amistad nuevas.

 

Hasta aquí todo bien, pero, ¡ojo! Hay que tener mucho cuidado con el uso que les damos a estas redes sociales ya que hay determinadas cosas que no tienen por qué pasar por Facebook. Ejemplos de este uso no tan recomendable es conocer gente nueva con la que no tenemos ninguna amistad en común, establecer relaciones sentimentales o publicar la vida entera. Hay niños que ya tienen toda su vida documentada en internet ya que sus propios padres les crearon un perfil de Facebook desde el momento en el que nacieron. En fin, estos son casos extremos, pero todos conocemos a quienes van a cenar y publican la foto de la cena, del restaurante, de los camareros que le atendieron, de la compañía de taxis que les llevó al restaurante y, cómo no, de su acompañante. En fin, cada uno que haga lo que quiera con su vida pero la verdad es que la discreción y la intimidad son dos cosas que realmente se aprecian si se cuidan con mimo y con mucho cariño.

 

Realmente, ¿cuál es el beneficio de obtener muchos likes en una foto? Si una persona sale con su novio y publica una foto en la que ambos se están besando y reciben muchos likes, ¿qué ha cambiado en la vida de esa persona? Simplemente sirve para llenar el orgullo y presumir de relación, de pareja, de forma física… en fin, una serie de sin-sentidos.

 

Hoy en día lo que vende es lo público, lo que está a la vista de todos, la globalización, el saber de todo y de todos en cada momento. No es de extrañar que el nivel de estrés promedio esté avanzando a pasos agigantados y que cada vez la gente esté más nerviosa, ya que hay muchas cosas con las que competir. Alguien sube una foto en la que luce un físico espectacular (no sabemos cuánto Photoshop le han aplicado a las curvas de la chica en cuestión) y entonces otra persona que vive a kilómetros de distancia, que no tiene nada que ver con ella y que en su vida tuvo complejos, de repente siente que no hace lo suficiente. Tiene hijos, una casa y un marido del que ocuparse y no tiene tiempo de ir al gimnasio. Su alimentación es más o menos sana pero le sobran unos kilos. Entonces, intenta tener el mismo tipo que la chica de la foto y empieza a hacer dietas absurdas y a estar siempre de mal humor porque no consigue llegar a ese ideal de belleza artificial. Ni qué decir tiene que su esposo también vio la foto de esa chica espectacular y quiere que su esposa (que ha tenido ya varios hijos) tenga también ese vientre plano y esos glúteos firmes. Entonces, el marido se siente “insatisfecho” porque su esposa no llega a los estándares que está viendo en internet y que, para colmo de males, piensa que son totalmente naturales.

 

¡¡¡Centrémonos!!!

 

¡Un poco de sentido común, por favor! Hay que tener en cuenta las circunstancias de cada persona y saber a lo que se puede aspirar en la vida o no. Por supuesto, tener una vida sana es una obligación de cada uno de nosotros pero hay que saber que no todas las mujeres somos iguales ya que HaShem nos ha creado con diferentes formas a cada una de nosotras y eso está bien. La auto-aceptación es el primer paso para la paz interior. Esto aplica también a los hombres. No hace falta tener todos los músculos marcados del tipo de aquel rincón del mundo que se pasa el día bebiendo batidos de proteínas y dedica varias horas diarias a ejercitarse en el gimnasio y a publicar sus vídeos saltando alturas inverosímiles. Seamos sinceros, no todos pueden ser como Jason Momoa y no tiene nada de malo.

 

Lo que realmente cuenta de una persona y debe hacer que sintamos que queremos imitarle son sus valores internos. Y eso no se ve en una foto de Instagram o Facebook, sino en sus palabras. Por esta razón, lo que es realmente admirable es cada frase sincera que se publica hablando sobre emuná, los vídeos en los que rabinos verdaderamente justos hablan sobre la dulzura de la vida basada en la emuná y no las fotos de turno en las que se posa presumiendo de teléfono nuevo, casa o coche. Juzguen por ustedes mismos y me cuentan.

 

 

Si tienes alguna pregunta o quieres compartir tu historia o inquietudes, escríbeme a tali.mandel.18@gmail.com

 

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