Un Amor Ilimitado

En tiempos de guerra, la gente siente miedo. Durante los huracanes y las catástrofes naturales, la gente tiembla. Pero si supieran que Hashem los ama, no tendrían miedo…

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 17.03.21

En tiempos de guerra, la gente siente miedo. Durante los huracanes y las catástrofes naturales, la gente tiembla. Pero si supieran que Hashem los ama, no tendrían miedo…

El principio fundamental que la persona debe recordar a fin de servir a Hashem de la forma debida es que Hashem la ama. El amor de Hashem es ilimitado y es incondicional. Apenas la persona se vuelve consciente de este principio y lo internaliza, se está liberando de toda clase de pensamientos confusos. La gente muchas veces se siente apabullada, con toda clase de preguntas acerca de la emuná, simplemente porque no saben que Hashem los ama.

El hecho de saber que Hashem te ama es la base de la emuná. Y como enseña Rabi Najman de Breslev, la emuná es tefilá, o sea, plegaria. Por lo tanto, la persona no puede orar verdaderamente mientras no se dé cuenta de que Hashem la ama siempre, incluso en épocas de huracanes y e incluso cuando explotando misiles a su alrededor.

Hashem quiere darle a la persona todo lo que necesita, incluso quiere darle el nivel espiritual de Moisés y de David. Entonces ¿cómo es que ellos no logran un nivel así? Porque no piden. Y no piden porque no creen que Hashem les concederá su pedido. Ellos no creen que Hashem les concederá su pedido porque no creen que Hashem verdaderamente los ama, con un amor ilimitado e incondicional.

Hubo grandes tzadikim que recibieron regalos extraordinarios en un breve lapso. Moisés por ejemplo recibió toda la Torá en cuarenta días y cuarenta noches. Pero no se olviden de que antes de subir al Sinaí estuvo años enteros orando y haciendo plegaria personal. También ha habido otros tzadikim que entre lágrimas Le suplicaron a Hashem durante años enteros que los ayudara a entender lo que estaban estudiando y de pronto, Hashem les abrió la mente y la llenó de sabiduría y entendimiento. Esto es lo que se llama shefa Elokí, o abundancia Divina. Rabi Najman de Breslev dice en LIkutey Moharán (I:21) que uno no puede obtener abundancia Divina si no reza extensamente y con gran concentración. Además la persona que no reza extensamente y con gran concentración no va a sentir que Hashem la ama.

En tiempos de guerra, la gente siente miedo. Durante los huracanes y las catástrofes naturales, la gente tiembla. Pero si supieran que Hashem los ama, no tendrían miedo.

Pongamos el caso de un niñito: ¿acaso ustedes saben cuántos ángeles poderosos lo están protegiendo? La kipa que lleva en la cabeza crea un ángel; los peiot (rizos laterales) crean otro ángel. Los tzitzit que lleva puestos crean un tercer ángel gigante. Debemos enseñarles a nuestros hijos azamra, “cantaré”, o sea, a regocijarse con cada mitzvá y a ser felices con cada mitzvá que hacen, porque las mitzvot, o sea, los preceptos, los protegen. Pero para poder enseñarles, primero los padres tienen que sentir que Hashem los ama a ellos y estar felices con cada precepto que ellos mismos hacen.

Si nos fortalecemos con el conocimiento de que Hashem nos ama, y al hacerlo, intensificamos nuestra plegaria y nuestra emuná, podremos evitar guerras y calamidades y prácticamente invocar la Gueulá, la Redención total de nuestro pueblo, con compasión Divina y sin tribulaciones, y sin que haya necesidad de guerras como Gog y Magog. Nuestro pueblo ya pagó todo el precio de Gog y Magog con los seis millones de mártires judíos que murieron en el Holocausto: ya no necesitamos más Gog y Magog…

No piensen que el concepto del amor ilimitado de Hashem por nosotros es producto de mi imaginación. Cada noche, al recitar la plegaria de Maariv, decimos: “Y Tu amor jamás nos abandonará”.

El problema es que cuando la persona tiene una corteza externa de materialismo, su corazón no logra absorber la luz de la espiritualidad. El cuerpo y sus deseos son barreras en el camino de la luz Divina. Fíjense lo que pasa hoy en Israel; la semana pasada estuve en Haifa, donde no había bombas volando por el aire. Para la gente de Haifa, la sigue como siempre. Pero en el sur de Israel, donde caen misiles GRAD día y noche, la gente está abierta a escuchar cuando le hablan de emuná, de plegaria y de teshuvá. Los misiles atravesaron esa corteza exterior que tenían. Se están volviendo más espirituales. En ese sentido, los misiles han servido de algo en el sur de Israel. La pregunta es ¿tenemos que esperar a que caigan para despertarnos? Si uno se despierta a sí mismo y hace teshuvá y ora él solo, entonces Hashem no tiene necesidad de enviarle misiles!

La gente me pregunta: qué hacen si están sufriendo y no siente que Hashem los ama. En ese caso, deben fortalecer su alegría y buscar todos los puntos buenos mientras se regocijan en cada precepto que realizan, sin dar nada por descontado. Esto evita los malos decretos. La gente sufre graves decretos porque no está feliz con los preceptos que sí logra cumplir.

La gran mayoría de la gente busca felicidad en el mundo material. Pero preguntémenos algo: ¿qué hay aquí en la tierra que nos haga sentir felices? Lo único que verdaderamente genera felicidad en este mundo es cuando la persona se acerca a Hashem. Los preceptos lo acercan a Hashem y es por eso que debemos alegrarnos mucho con cada mitzvá que hacemos. Eso es AZAMRA. Moisés nos trajo la Torá del Sinaí, pero Rabi Najman nos trajo la forma de observar la Torá.

Debemos creer que la Gueulá, la Redención, puede llegar a cada instante. La paz mundial depende de la santidad personal de cada uno y de la plegaria. Si aumentamos la santidad personal y la plegaria, ciertamente veremos a Mashíaj muy pronto en nuestros días. Amén!
 

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