Un nuevo comienzo

Cada día supone una nueva oportunidad para nosotros, para mejorar, para cambiar los rasgos de carácter, para acercarnos al Creador...

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Tali Mandel

Posteado en 17.03.21

Cada día supone una nueva oportunidad para nosotros, para mejorar, para cambiar rasgos de carácter, para acercarnos al Creador. Cuando nos levantamos por la mañana debemos tener en mente que se avecinan muchas horas por delante repletas de ocasiones en las que podemos mejorar nuestra vida y a nosotros mismos y con ello establecer un vínculo más potente con HaShem.

 

En el judaísmo existen muchas celebraciones que conmemoran grandes momentos del pueblo judío, que están marcadas en el calendario por prescripción rabínica y por mandato Divino. Incluso en el mes en el que pueda haber días de duelo existe la celebración de Rosh Jodesh, el primer o los dos primeros días de cada mes. En este día, se añaden rezos especiales a las oraciones y las mujeres nos abstenemos en la medida de lo posible de realizar tareas domésticas que pueden esperar a otro día. Por ejemplo, si quieres hacer una limpieza general no la comienzas en Rosh Jodesh. Hay leyes específicas que marcan las costumbres de este día pero no me quiero centrar en ellas, sino relatarles la especial significación que tiene celebrar cada mes con energías renovadas.

 

Rememorando mis primeros tiempos en los que comenzaba a acercarme al judaísmo, debo reconocer que me impactó la relevancia que tiene para nosotros celebrar cada logro. En el idioma hebreo hay una expresión para decir buenos días, buenas tardes, buenas noches y también para saludar a alguien cuando estamos a la mitad del día, “buen mediodía”. Esta es una adición que siempre me resultó muy particular y agradable y que coincide con la idea de desear todo el bien a los demás a través de la palabra. En línea con la celebración del mes, me sorprendió la primera vez que me desearon buen mes, ¡siempre me ha parecido muy dulce!

 

Todo esto está relacionado a su vez con la emuná de que todo lo que vivimos en nuestras vidas viene de HaShem y le debemos agradecer por ello. Por esa razón, deseamos buen mes, buen año, buen día, etc. Para que con la fuerza de nuestras palabras, los ángeles que siempre nos rodean respondan amén a nuestro saludo y tengamos un mes próspero. El hecho de celebrar desde el segundo más corto de nuestras vidas hasta las festividades que duran varios días es intrínseco al pueblo judío. Cada día agradecemos a HaShem porque nos despierta con benevolencia y así comenzamos la mañana. Siempre con las miras puestas en que todo viene de arriba y que para conseguir éxito en la vida necesitamos de Su ayuda.

 

Por eso mismo, cada vez que vamos a emprender una tarea difícil pedimos ayuda a HaShem, yo diría que también es necesario pedirle ayuda hasta para hacer el menor de los actos, pidiéndoLe que nos bendiga con éxito. Si Él no “está de acuerdo” con lo que vamos a hacer, todo saldrá torcido y no obtendremos el resultado que queremos, puesto que todo lo que hagamos tendrá el resultado que Él quiera.

 

Les contaré una experiencia que viví hace unos días. Estoy asistiendo a un curso por la mañana y no siempre voy con el tiempo suficiente para llegar a la hora a la que comienza la clase. Por tanto, cada mañana me encuentro a mí misma pidiéndole a HaShem que llegue a la hora justa para no perderme nada de este curso que me está resultando apasionante. Un día de esta semana, me subí al tren con tiempo de sobra y ya estaba a pocas paradas de mi estación cuando el iétzer hará me susurró al oído que ese día no había pedido ayuda para llegar a tiempo y, sin embargo, iba a llegar con tiempo de sobra. Intenté retirar ese pensamiento de mi mente diciéndome que gracias a Di-s me había levantado con el tiempo suficiente de agarrar el tren que me dejaría en buena hora en mi lugar de destino. Sin embargo, esa idea seguía dando vueltas en mi mente, si no lo has pedido hoy y vas a llegar a tiempo, ¿por qué lo pides el resto de los días? ¿Seguro que no controlas ni una parte de tu vida? En ese mismo instante, el tren se paró y anunciaron por la megafonía que se iba a demorar un rato indefinido en esa parada por motivos técnicos. Yo estaba a tan sólo dos paradas pero caminando llegaría unos minutos pasada la hora a una clase que empieza puntual. Así que me bajé del tren, agradecí a HaShem por demostrarme con cada pequeño acto que es Él verdaderamente quien dirige el mundo y de nuevo le pedí Su ayuda para llegar a tiempo. Llegué justo al comienzo de la clase y me sentía muy feliz y privilegiada de poder recibir estos mensajes de amor de mi Padre Celestial, que me alecciona continuamente para que no me pierda.

 

Quiera HaShem que cada mes le agradezcamos con energías renovadas, que le pidamos ayuda siempre que la necesitemos y que tengamos siempre claro que única y exclusivamente Él gobierna todo.

 

Si tienes alguna pregunta o quieres compartir tu historia o inquietudes, escríbeme a tali.mandel.18@gmail.com

 

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1. Cecilia Garcia Tijiboy

11/16/2020

Shalom, gracias por enviarla, muy edificante, bendiciones

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