Como un sauce en el viento

También sabemos que en los Mundos Superiores no existe lo material. Por lo tanto debemos preguntar: ¿Cuál es el lulav de Hashem en Sucot?

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Rabino Lazer Brody

Posteado en 29.09.23

Los cosacos estaban haciendo una masacre. Los pogroms de 1768 diezmaron a las comunidades judías de Ucrania. Algunas ciudades perdieron la mitad de su población judía; los judíos de Uman, 33.000 en total, excepto unos cuantos que lograron ocultarse, fueron totalmente eliminados.

Si viajan de Breslev a Berditchev, van a llegar al cruce de caminos de Kalinovka. Allí doblen a la izquierda y viajen al oeste otros diez km y entonces van a llegar a la ciudad de Yanov. Ese es el shtetl donde vivía mi familia.

Hay muchos cuentos que surgieron de los shtetls. Algunos son exagerados y bastante tirados de los pelos pero todos contienen mensajes muy conmovedores. Me gustaría compartir con ustedes un cuento en especial que proviene de Yanov, y que pueden compartir con la familia en la mesa de Sucot. Se trata de Kalman Hakatzav, Kalman el carnicero de Yanov.

La mayoría de los niños de Yanov iban al jeder, la escuela primaria talmúdica hasta que hacían el bar mitzva. Luego aprendían algún oficio, se dedicaban al comercio, etc. Y un año después del bar mitzva, la mayoría ya estaban casados. Los más suertudos, los que tenían buena cabeza, iban a estudiar a las yeshivas de Polonia, Hungría y Lituania. Sin embargo, los judíos ucranianos eran famosos por su simplicidad y su rectitud. No por nada surgieron de allí grandes tzadikim, como el Baal Shem Tov, Rabi Levi Itzjak de Berditchev y Rabí Najman de Breslev.

Kalman Katzav quedó huérfano a edad muy temprana. Él no tuvo el lujo de terminar la escuela primaria antes de su bar mitzva. Después del segundo grado, tuvo que salir a trabajar. Se volvió aprendiz de carnicero y tuvo que levantar cuerpos de animales que eran mucho más grandes que él. Y así fue como su cuerpo se fue desarrollando. No ocurrió lo mismo con su mente. Él sabía el alef bet (alfabeto hebreo) pero apenas si sabía leer algo fuera de las palabras más básicas. No obstante, sabía rezar y sabía algunos Salmos de memoria y los recitaba a diario con gran sentimiento.

Además, Kalman tartamudeaba y era sordo de un oído. Los chicos malos del barrio se reían de él todo el tiempo. No le tenían miedo, porque sabían que Kalman era incapaz de matar a una mosca, y mucho menos de golpear a un niño judío, por más insolente que fuera. Kalman jamás reaccionaba mal ni se quejaba. Solamente volvía a su trabajo y seguía cortando la carne… Después de su muerte, uno de los tzadikim dijo que la piedra en la que Kalman cortaba la carne era la segunda cosa más santa en el mundo después del altar del Templo Sagrado, porque el simple carnicero siempre cobraba menos de lo que correspondía para asegurarse de que no cobrara ni un centavo de más. Y en consecuencia apenas si lograba ganarse la vida.

Una tarde llegó una carreta a la ciudad con los caballos a todo vapor y gritando a toda voz: “¡Vienen los cosacos! ¡Vienen los cosacos!”. Todos en la ciudad se pusieron como locos. Algunos se ocultaron en los sótanos y otros huyeron a los bosques cercanos. Kalman estaba tan concentrado en su trabajo que ni siquiera oyó lo que estaba sucediendo.

Los cosacos entraron a la ciudad con las espadas blandiendo en el aire. Kalman levantó la vista y vio a los cosacos en la entrada. “Jhid”, dijeron entre dientes, “ha llegado el día de tu funeral”.

Kalman no respondió. Tomó una cuchilla de carnicero en una mano y un hacha en la otra. Ocho cosacos entraron al negocio como una tempestad, no cabían más. Kalman dominó a seis de ellos y entonces el séptimo lo hirió en el vientre. Kalman tomó su sable y mató al cosaco. Entonces entró otro grupo de cosacos a la carnicería, pisoteando los cadáveres de sus compañeros. Kalman estaba perdiendo su sangre y su fuerza vital. Después de envíar a los antisemitas al especial purgatorio que les está reservado en el Infierno, él exhaló por última vez y murió como un mártir.

Con diez muertos y otros seis gravemente heridos, los cosacos se lamieron las heridas, juntaron a las víctimas y se fueron. Por un tiempo, la población judía de Yanov se salvó. Nunca más se volvió a reír de Kalman Katzav, el santo mártir.

Qué bueno que el teclado de mi laptop pueda soportar algunas lágrimas, porque la verdad es que no voy a poder mantener los ojos secos cuando cuente el final de la historia.

Cuenta la tradición que cuando uno de los tzadikim ocultos hizo la elegía de Kalman, quien había sido asesinado en los días intermedios entre Yom Kipur y Sucot, dijo así: “La Guemará en el Tratado Menajot nos dice que Hashem realiza todas las mitzvot. También sabemos que en los Mundos Superiores no existe lo material. Por lo tanto debemos preguntar: ¿Cuál es el lulav de Hashem en Sucot? ¿Cuáles son las cuatro especies que Él toma en las manos cuando los ángeles cantan el Halel? El etrog (cidra) es la sagrada neshamá (alma) del Baal Shem Tov; el lulav (ramas de palmera) es la sagrada neshamá de Rabí Itzikel Dorovitcher; las hadasim (mirto) son el sagrada alma de Rabí Najman Horodenka, y las arvot (sauces) son la neshamá mártir sagrada de Kalman Katzav!”.

En caso de que alguien quiera saber lo que el alma pura de Kalman Katzav está haciendo en los Cielos junto con tres de los más grandes tzadikim que el mundo alguna vez tuvo, ocurre lo mismo que con las cuatro especies. El etrog, lulav y las hadasim son muy caros. Pero el sauce no cuesta prácticamente nada. Si bien son muy baratas, las aravot – sauces tienen que estar en perfecta adherencia a los requerimientos halájicos. La arava representa al judío simple. Kalman Katzav, con su impecable carácter, su aceptación silenciosa de los insultos y su valiente santificación del Nombre de Hashem, es lo más exaltado del judío simple. Por lo tanto, de acuerdo con el folklore judío de Ucrania, él fue el elegido de Hashem para Sus propias especies de Sucot.

Cuenta la tradición local que cuando uno va caminando junto a la orilla del río Bug en Ucrania en Sucot, y oye el viento de otoño soplando entre los sauces, suena como si alguien estuviera susurrando: “Kalman, Kalman…”.

Bendiciones para todos y que tengan un maravilloso y feliz Nuevo Año y muy feliz Sucot!

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1. Dévorah carrillo

10/20/2019

Que hermoso artículo lo disfrute muchísimo. Gracias Jag sameaj

2. sergio andrade balaguero

10/18/2019

Que maravilla es la santidad más aún es poderla comprender hasta donde HA SHEM nos permite. La historia es hermosa pero amado hermano que la santidad de este justo es de las mayores, creo que la comparación esta errada . Somos hombres y no Dios para ubicar en plano a nuestros hermanos. Hay que recordar Éxodo capítulo 20 . Dice casi al final del capítulo. Y no subirás por gradas a mi altar para que tu desnudez no quede al descubierto. Shalom hermano bendiciones a todos mis hermanos israelita en todo el mundo primeramente a Israel y después al mundo lo digo desde mi exilio. Amén esperando a nuestro MASHIAJ. Queda poco y lo veremos. Amen

3. Nancy

10/17/2019

No importa lo que hagas, del detalle hacia HaShem, por medio de la hitbodedut y la Emuna, reclinado al costado. Todo esta en su voluntad

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