Un error garrafal – Parashat Shelaj

Una de las mayores tragedias en la historia del pueblo judío ocurrió cuando los espías enviados por Moisés regresaron con un informe aterrador sobre la Tierra de Israel

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Rabino Abraham Isaac Kook z"tzl

Posteado en 07.06.20

Una de las mayores tragedias en la historia del pueblo judío ocurrió cuando los espías enviados por Moisés regresaron con un informe aterrador sobre la Tierra de Israel. Sus terribles advertencias acerca de una "tierra que consume a sus habitantes" convencieron a la gente de que sería mejor regresar a Egipto.

 

A diferencia de todas las otras ocasiones en que los israelitas se rebelaron, esta vez Moisés no logró anular el decreto de Dios. Toda aquella generación murió en el desierto, sin llegar a la Tierra Prometida. Lo único que Moisés logró fue retrasar el castigo 40 años.

 

En una carta fechada en el año 1908, el Rabino Kook escribió que incluso hasta el día de hoy seguimos sufriendo por este error colosal. La raíz de todos los exilios y todas las humillaciones que ha sufrido desde entonces el pueblo judío, a lo largo de su larga historia, se deben a la incapacidad de corregir el pecado de los espías.

 

La pregunta es – ¿cómo podemos nosotros rectificar dicho pecado?

 

Para eso, necesitamos llevar a cabo lo que se llama en hebreo "teshuvat hamishkal", una penitencia acorde con el pecado, o literalmente traducido como "equilibrar la balanza". Si los espías difamaron la Tierra de Israel, tal como está escrito: "Y despreciaron la tierra deseable" (Salmos 106: 24), entonces nosotros debemos demostrar nuestro gran amor por esta misma tierra.

 

"(Debemos) declarar al mundo entero su magnificencia y su belleza, su santidad y su grandeza. Si tan solo pudiéramos expresar incluso una décima parte de la magnificencia de la amada tierra, y la luz esplendorosa de su Torá, y la luz superior de su sabiduría y profecía!

 

 

Para el Rabino Kook, esta recomendación sobre cómo abordar el pecado de los espías no fue solo un sermón exitoso. Abundan las historias de su ardiente amor por la Tierra de Israel y sus infatigables intentos de alentar a otros judíos a trasladarse permanentemente a Eretz Israel. He aquí varios ejemplos:

 

Si Dios quiere

 

Durante una misión de recaudación de fondos llevada a cabo en los Estados Unidos en el año 1924, el Rabino Kook intentó convencer a un judío rico para que inmigrara a Eretz Israel. El hombre dio varias razones por las que aún no podía irse de USA, pero terminó diciendo: 'Dios mediante, yo también haré Aliá a Israel'.

 

Entonces el Rabino Kook le respondió: "Dios sin lugar a dudas está dispuesto. Después de todo, consolidar el asentamiento judío en Eretz Israel es uno de Sus preceptos. Pero también tú deberías estar dispuesto …"

 

 

La clemencia

 

Una vez, en los Estados Unidos, varios comerciantes le preguntaron al Rabino Kook si existía alguna indulgencia en la ley judía que permitiera trabajar en el segundo día de Iom Tov.

 

"Sí", respondió, "hay una indulgencia aceptada por todas las autoridades halájicas".

 

Los comerciantes se alegraron muchísimo y le pidieron que les explicara más detalles:

 

"Vayan a vivir a Eretz Israel", sonrió el Rabino Kook. "Y entonces siempre van a tener permitido trabajar el segundo día de Iom Tov".

 

Sin cálculos

 

Una vez, un turista judío visitó al Rabino Kook en Jerusalén, buscando consejo sobre la posibilidad de vivir en Eretz Israel. Durante la charla, el visitante calculó los pros y los contras de mudarse a Israel, y al final decidió que no valía la pena.

 

Entonces el Rabino Kook le dijo:

 

"Antes de que los israelitas entraran a la Tierra en tiempos de Moisés, primero tuvieron que matar a Sijón, rey de Jeshbón. Esto nos enseña que uno debe venir a la Tierra de Israel sin hacer cálculos (en hebreo, jeshbón significa “cálculo”).

 

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