Cada Hijo es una Bendición

El futuro del pueblo judío depende del primer precepto que se le dio al hombre: ser fructíferos y multiplicarse…

3 Tiempo de lectura

Rabino David Charlop

Posteado en 17.03.21

La maravillosa festividad de Pesaj está a la vuelta de la esquina. Uno de los puntos culminantes de Pesaj es la lectura de la Hagadá, la historia del Éxodo. Y en esa historia tan especial, una de las partes más favoritas es el tema de los cuatro hijos: el sabio, el malvado, el simple y el que no sabe preguntar. En esta oportunidad quisiera compartir con ustedes algo que leí una vez acerca del hijo malvado en particular, y de los cuatro hijos, en general.

En cuatro partes diferentes de la Torá se nos convoca a contarles a nuestros hijos la historia del Éxodo de Egipto. si bien las cuatro secciones parecerían ser básicamente similares, nuestros Sabios nos explican las diferencias. Basándose en sutilezas del texto, ellos explican que estos cuatro pasajes se refiere a cuatro clases distintas de hijos y el deber que tenemos como padres de encarar a cada uno en forma diferente.

Dicho sea de paso, no debemos olvidar que la diferenciación de la Torá fue una (gran) revelación en el ámbito Dios de la educación. Una vez leí un artículo en el que se afirmaba que históricamente hablando, esta es la fuente pedagógica más antigua respecto a la responsabilidad que tienen los padres de “educar a cada hijo de acuerdo con su carácter”. Y a pesar de la importancia de este principio básico, hay otros tantos mensajes ocultos que no advertiríamos si no ahondáramos un poco más en el texto. Pero volvamos atrás en el tiempo, a la historia de la primera de estas secciones.

En Éxodo 12:26-27 la Torá describe al primero de los cuatro hijos: “Y será, cuando tus hijos te digan: ‘¿Qué es este servicio para ti?’ (refiriéndose al cordero pascual)”. Fíjense que no se refiere al carácter del hijo, pero ya se va a referir a esto enseguida. Y la respuesta: “Y deberás decir: ‘Esta es la ofrenda de Pesaj a HaShem, porque Él pasó por encima los hogares judíos en Egipto cuando atacó a los egipcios, y Él salvó nuestros hogares’ y el pueblo se inclinó y se prosternó”. ¿Por qué el pueblo estaba tan conmocionado? Rashi comenta que estaban muy felices por la buena noticia de su inminente redención, por el hecho de que ingresarían a la Tierra de Israel, y finalmente porque tendrían el mérito de tener hijos. Es una narrativa muy conmovedora, excepto por un pequeño problema: de acuerdo con nuestros Sabios, este pasaje se refiere al hijo malvado. Entonces surge la pregunta: ¿acaso esta es una buena noticia? ¿De verdad apreciaban tanto el hecho de dar a luz hijos que serían malvados?

Cuando los judíos se encontraban en Egipto, se emitió un terrible decreto, según el cual se debían matar todos los varones recién nacidos del Pueblo de Israel, para que no sucediera que uno de ellosse transformara en el futuro redentor del pueblo judío. Por esa época, el presidente de la comunidad judía era Amram, el padre de Moisés. Él decretó que los hombres judíos se divorciaran de sus mujeres, para asegurarse de que no nacieran bebés varones y de esa manera no hubiera muertes. Pero Miriam, la hermana mayor de Moisés, le objetó a su padre que lo que él había dictaminado era peor aún que lo que había decretado el Faraón, porque este solamente había emitido un decreto contra los varones, mientras que Amram, en realidad, estaba cercenando el futuro del pueblo judío. Amram aceptó el razonamiento de su hija y rescindió su decreto. Y así fue como volvió a casarse con su mujer y poco después nació Moisés.
 
A partir de este episodio, el pueblo judío aprendió una lección de por vida. El peor destino que puede correr el pueblo judío es no tener futuro. Esa es la consecuencia natural de no tener hijos porque en esencia estamos renunciando a la continuidad del pueblo. Incluso si los hijos que nacen son malvados (basándonos en la explicación que dan los Sabios de los hijos, como mencionamos más arriba), aun así hay un futuro.

El mundo es un lugar muy temible para traer hijos. Es un mundo de dolor, sí, pero también es un mundo de esperanza. Miriam le enseñó a su padre que incluso si la siguiente generación parecía ser mala, eso era infinitamente mejor que ningún futuro en absoluto. Además, nunca podemos saber qué sucederá con esos hijos “malvados”. Porque como dice el refrán, mientras hay vida, hay esperanza. ¿Y quién sabe cómo será la generación que viene después? HaShem les contó a los judíos la buena noticia de que íbamos a tener hijos. Nuestra reacción fue de profundo agradecimiento, porque supimos que íbamos a tener un futuro, no importa lo que pasara.

Cuánta gente no quiere tener hijos o quiere limitar la cantidad de hijos que quieren? (No me estoy refiriendo aquí al aspecto legal del tema, el cual debe ser dictaminado por un rabino ortodoxo calificado). Los hijos son una bendición y además, son nuestro futuro.
Vayamos entonces felizmente a nuestra mesa de Pesaj sabiendo que cada uno de nuestros hijos es un regalo de HaShem y además es nuestra contribución a la continuidad y el futuro del pueblo judío.
 

Escribe tu opinión!

Gracias por tu respuesta

El comentario será publicado tras su aprobación

Agrega tu comentario