Lágrimas Preciosas #1

Como personas adultas, lloramos con muchísima menor frecuencia que los chicos. A cierta altura de la vida se nos enseña a mantener ocultos nuestros sentimientos...

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Rajeli Reckles

Posteado en 05.04.21

Como personas adultas, la mayoría de nosotros lloramos con muchísima menor frecuencia que los chicos… A cierta altura de la vida, se nos enseña que tenemos que mantener ocultos nuestros sentimientos…

Lágrimas Preciosas – Primera Parte 

Como  madre, tengo una gran debilidad, y estoy segura de que no soy la única. Cuando mis hijos se ponen a llorar, eso es algo que me afecta en lo más profundo del corazón. Por supuesto que hay veces en que soy inmune, como cuando les dije a mis dos hijos mayores por trillonésima vez que dejen de pelearse. En esos casos, cuando después se ponen a llorar, les digo mi infame: “¡¡Pero no les dije que se dejaran de pelear!!”. ¿Qué puedo hacer? Soy solamente un ser humano. Pero si vienen a mí lastimados o afligidos por algo, entonces mi reacción es absolutamente diferente: “Está bien, nene; cuéntale a mamá qué te pasó”. Bueno… admito que esta escena no ocurre casi nunca, pero qué lindo es “hacer de cuenta”, ¿no?

Hay pocas cosas más puras y más preciosas que las lágrimas de un niño. A nadie le gusta ver llorar a los chicos y es por eso que muchos de nosotros vamos corriendo a arreglar el problema que haya que arreglar, solamente para que dejen ya de llorar. Yo no soy muy defensora de esta “solución rápida”, pero hay veces que no puedo evitarlo! (Como dije antes, soy solamente un ser humano…).

Como personas adultas, la mayoría de nosotros lloramos con muchísima menor frecuencia que los chicos, a menos que se trate de una mamá de tres (o más…) varones salvajes como monos, absolutamente privada de sueño y estresada hasta más no poder. A cierta altura de la vida, se nos enseña que tenemos que mantener ocultos nuestros sentimientos.

La vida logra “adulterarnos” y muchos de nosotros llegamos a un estado tal que no logramos comunicar nuestros sentimientos más profundos, ni siquiera a nuestras parejas ni mejores amigos. No es fácil decirle a alguien que te lastimó e incluso no es fácil decirle que lo amas. Por una cantidad de razones, nosotros, como adultos, sentimos que no está bien expresar tan libremente lo que sentimos.

Rabi Najman nos recuerda que en realidad seguimos siendo chicos. Todos nosotros tenemos un mismo Padre en el Cielo y Él nos está esperando con los brazos abiertos. ¿De qué nos sirve saber todo esto? Con la vida tan estresante que vivimos, necesitamos una válvula de escape, una forma de canalizar nuestros sentimientos. Necesitamos un lugar y un tiempo para liberar nuestras frustraciones, expresar nuestros miedos y ansiedades y comunicar nuestros pensamientos más profundos.

No me estoy refiriendo a sentarse en el sofá del psicoanalista. Me estoy refiriendo a la plegaria personal. Di-s siempre está dispuesto y esperando que Lo llamemos. Si no nos dirigimos a Él con nuestros problemas y nuestras necesidades, ¿qué ocurre? Nos encontramos en un ciclo continuo de problema-resolución de crisis-problema más grande. Nos da la impresión de que apenas acabamos de solucionar un problema, ya nos enfrentamos a otro mucho más grande. O también puede suceder que nos veamos bombardeados con varias catástrofes simultáneas, como por ejemplo, un problema de salud, la pérdida del trabajo y una crisis matrimonial.

¿De qué manera una persona normal puede soportar semejantes tribulaciones y conservar la cordura? ¡Xanax no es la respuesta! Ni tampoco lo son las drogas ni el alcohol, a los que muchas veces recurrimos por no saber cómo salir del pozo. Lo único que nos puede ayudar a pasar estas crisis es la plegaria personal. Yo no puedo pasar un solo día sin hablar con Di-s. Necesito esa sensación de apoyo y de saber que tengo Alguien a Quien dirigirme. Alguien que deja todo a un lado y me escucha siempre que tengo necesidad de hablarle. ¡Ni siquiera mi marido es capaz de hacer eso!

La plegaria personal es la clave para la tan esquiva serenidad que tanto buscamos y por la cual estamos dispuestos a  perder tanto tiempo y tanto dinero… Esa sereridad a veces se encuentra en pequeñas dosis haciendo yoga, meditación y ejercicios, que son una gran forma de calmar el cuerpo y la mente y mantenernos sanos. Pero ellos no nos sirven para fortalecer la emuná. No nos convierten en personas más fuertes capaces de enfrentar los desafíos de la vida con una sonrisa. La plegaria personal es la única capaz de hacer eso.

Continuará…….

 

Pueden enviar sus preguntas, y en especial sobre temas como el matrimonio, la educación de los hijos, el noviazgo y el rol de la mujer. Escriban a racheli@breslev.co.il

 

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1. Angeles

4/12/2019

Los hijos

Es grandioso entender a HaShem cuando nos instruye para dirigir a los hijos con amor y respeto. Gracias por estos valiosos mensajes.

2. Angeles

4/12/2019

Es grandioso entender a HaShem cuando nos instruye para dirigir a los hijos con amor y respeto. Gracias por estos valiosos mensajes.

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