No les echen la culpa a los niños

Por lo general, los problemas empiezan cuando nos desviamos de la senda que Hashem quiere que transitemos…

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David Perlow

Posteado en 17.03.21

Rabí Yehuda Tzadka de bendita y santa memoria solía decir: “Cada judío tiene que preguntarse a sí mismo: Cómo puedo ir con mi Padre en el Cielo si mi hijo no está conmigo?”

 

En su nuevo libro Hijos Exitosos (de próxima aparición en idioma español), el Rabino Shalom Arush explica que apenas nacen los hijos, tenemos que abrirles una cuenta. No me refiero a una cuenta bancaria sino una cuenta en el banco de las plegarias!” En su libro, el Rabino dedica casi un tercio de las páginas a enseñarles a sus seguidores que para criar hijos exitosos hacen falta plegarias, y muchas! El enfoque de la emuná, o sea, la plegaria, el examen de conciencia y la automejora, hacen que Hashem entre en la ecuación y nos da los resultados que tanto esperamos.

 

Hasta qué grado debo orar?

 

Hay una historia de la cual todos deberíamos aprender. El Steipler, (Rabí Yaakov Israel Kanievsky de bendita y santa memoria) una vez contó que incluso cuando ya era mayor de edad oraba con lágrimas por su hijo Jaim. Ese mismo Jaim que hoy en día es famoso tanto en Israel como en el mundo entero como uno de los más grandes líderes del judaísmo, el Rabino Jaim Kanievsky shelita! Vemos entonces que incluso si nuestros hijos tienen el mérito de alcanzar grandes niveles de santidad tal como este gran rabino, ciertamente debemos continuar orando por ellos igual que el Steipler oró por su hijo! Y con cuánta más razón nosotros, que recién estamos empezando a vivir la vida con emuná, tenemos que concentrar nuestras plegarias en nuestros hijos con todos los grandes desafíos que uno tiene en este mundo.

 

¿Cómo puedo cambiar a mi hijo?

 

En su fenomenal libro En el Jardín de la Educación, el Rabino Shalom Arush explica que la clave para un desarrollo adecuado del niño es la automejora de los padres, lo cual significa que nosotros tenemos que pasar revista a nuestras propias vidas y a nuestro propio comportamiento a la luz de lo que Hashem realmente espera de nosotros.

 

Por lo general, los problemas empiezan cuando nos desviamos de la senda por la que tenemos que transitar.

 

En términos más simples: nuestros hijos son un reflejo de aquellas áreas en las que tenemos que trabajar con nosotros mismos. Por ejemplo, si a tus hijos no les gusta rezar o no quieren decir las bendiciones de la comida, haz una autoevaluación de ti mismo. Fíjate cómo rezas y cómo dices las bendiciones tú mismo. ¿Acaso estás diciendo los rezos de la mañana a mil por hora, sin pronunciar las palabras como es debido? Cuánto dura tu rezo de Shemone Esré?  Estás concentrado en lo que estás diciendo o el rezo es una carga para ti de la que quieres librarte de una vez por todas? A través de una sincera introspección vas a poder darte cuenta de que tu hijo no hace más que ser un reflejo de tu propia flaqueza.

 

A continuación, muchos padres se quejan de que sus hijos no los respetan ni les hacen caso. Ahora examínate a ti mismo: ¿Acaso estás escuchando a Hashem? Quiero decir: eres consciente de la halajá, la ley judía, referente a cómo se debe hablar, rezas con un minián, un quórum de diez personas, te vistes con recato? Estos son los pensamientos que tendrían que circularnos por la cabeza si las cosas no van bien con nuestros hijos.

 

No olvidemos que estas son bendiciones ocultas! NO es momento de enojarnos con el niño! La ira no hará más que alejarlos aún más. Además, en un mundo tan difícil como este en el que vivimos, en el que no es nada fácil para el adolescente encontrar a Hashem, corregirte a ti mismo y ser un ejemplo positivo va a influenciar a tus hijos mil veces más que cualquier reproche.

 

¿Por qué? Porque esto es una bendicón oculta! Si tu hijo no te estuviera sacando de quicio de alguna forma, podrías sentir arrogancia pensando que eres un padre perfecto.  No pienses que Hashem no quiere que tengas éxito. Solamente recuerda que Él quiere que te ganes el éxito con esfuerzo! ¿Cómo? Esforzándote por acercarte a Hashem.

 

¿Por qué cosas debo orar?

 

Una vez que trabajas sobre ti mismo, vas a empezar a ver resultados, pero hace falta un gran esfuerzo. Tenemos que hacer una hora de hitbodedut, plegaria personal, y fijarnos muy bien dónde estamos con respecto a lo que Hashem espera de nosotros. Tenemos que dedicarle un tiempo a cada uno de nuestros hijos, para que con la ayuda de Dios sigan por la buena senda en la vida, que Hashem los proteja de todo mal y de las malas influencias y que puedan casarse y traer otra generación más de personas temerosas de Dios al mundo.

  

Porque al fin y al cabo, ¿de qué sirve si hemos alcanzado un nivel elevado si no logramos traer a nuestros hijos junto a nosotros? Tenemos que pensar más en términos de la realidad en que estamos, que somos siervos de Hashem, y que no nos importa la recompensa del Cielo. Tenemos que encargarnos de transmitirles la antorcha de amor a Hashem a la próxima generación!

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