La realidad por defecto

El otro día, mi amiga me estaba contando del marido de la dueña del perro de la media hermana del tío de su amiga. Aparentemente, el marido había parecido perfectamente normal antes de casarse con esta chica pero después de la boda se volvió completamente loco.

Él se había hecho observante después de vivir una vida secular y ella, lo mismo. Estos dos tórtolos pensaron que iban a crecer juntos espiritualmente y vivir felices por siempre.

Bueno…

En realidad, no fue exactamente así.

Poco después de la boda, él le exigió que renunciara a su exitoso trabajo de diseñadora gráfica para cocinar y a tener bebés. Yo no tengo idea de dónde estaba él mientras ella estaba ocupada teniendo bebés, pero eso no es asunto mío.

Él, por su parte, decidió que era una persona demasiado espiritual como para tener un trabajo fijo y demasiado espiritual como para tener un rabino de guía. Y así es como va saltando de un trabajo a otro, insistiendo en que la Torá que él estudia con su amigo es más que suficiente para mantener a su mujer y a sus dos bebés.

Él también decidió que era mejor que su mujer trabajara de mucama mientras estaba embarazada de su primer y su segundo hijo, porque una diseñadora gráfica es un trabajo… demasiado lucrativo. En serio. ¿Quién necesita dinero para comida y pañales? ¡Un par de Crocs rotas son mucho más recatadas que un par de zapatillas decentes!

Si a ustedes ya les está hirviendo la sangre, muy bien. A mí también.

¿Y qué me dicen de esos maridos que son tan atentos, tan encantadores antes de casarse? Ya saben… Esos que se vuelven unos vagos incapaces de hervir una olla con fideos después de que su mujer acaba de dar a luz?

Me parece que hoy no perdono a nadie…

Después de contarme todo esto, mi amiga me dijo que le preocupaba la posibilidad de terminar casándose con alguien así. No necesariamente haragán y controlador, pero sí diferente de lo que había pensado.

Yo le dije lo siguiente: primero, no importa con quién te cases, él no va a ser el mismo que antes. ¡Qué inspirador! ¿No es cierto?

La vida está llena de estrés, de presión, y con la ayuda de Dios, de chicos que te van a volver loca. Pero hasta que uno no enfrenta la realidad de la vida adulta, no sabe quién es y no sabe quién es su pareja.

Los deberes de la vida adulta sacan a flote lo mejor y lo peor de cada persona. Miren lo que pasó conmigo, por ejemplo. Antes de casarme con David, yo era la chica ingenua, más dulce, más divertida, más despreocupada que jamás hayan conocido.

Pero una vez que me vi forzada a madurar y actuar de Señora y Madre, cambié.

No me malentiendan. Ahora soy casi perfecta.

Excepto que les grito a los chicos. Y a mi marido. Tengo que trabajar sobre ese problema…

El cambio es algo normal, pero da miedo. No sabemos de qué estamos hechos hasta que no nos enfrentamos a la presión.

Después de que le arruiné a esta amiga todas sus esperanzas de casarse con un tipo decente, le dije otra cosa más: ¡reza por el marido que quieres!

De hecho, debes rezar por CADA COSA QUE QUIERES!

GENTE! HASHEM QUIERE DARNOS TODAS LAS BENDICIONES QUE ANHELAMOS!!

Pero!

Si no Le pides a Hashem lo que quieres, entonces vas a recibir lo que vas a recibir, y no puedes enojarte!

Es lo que yo llamo “la realidad por defecto”.

Si rezas por lo que quieres, entonces Hashem puede superar las leyes de la naturaleza y darte cualquier cosa que Le pidas. Eso es lo que se llama “milagro”.

Pero si dejas que la vida simplemente pase, es como flotar sobre las olas sin ningún destino claro. Puede que te cruces con tu marido o que encuentres un trabajo tal vez, que no necesariamente te gusta, y a veces incluso tener algunas colisiones frontales con algunos niños a los que das a luz. Y eso, mis amigos, es la realidad “por defecto”.

¿Se entiende?

Pero si quieren vivir una realidad más elevada, el potencial es interminable!

No esperen más!

Empiecen a pedirle a Hashem cada cosa que necesitan!

Para más información, les recomiendo de todo corazón que lean Las Puertas de la Gratitud, la guía por excelencia para vivir una realidad superior.