El Anhelo del Mundial de Rusia

Hace unos días comenzó el mundial de fútbol Rusia 2018, una competencia sin precedentes, donde 32 selecciones se enfrentan por el título mundial

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David Artzi

Posteado en 15.03.21

Hace unos días comenzó el mundial de fútbol Rusia 2018, una competencia sin precedentes, donde 32 selecciones se enfrentan por el título mundial. Muchas son las cosas que se aprecian durante los partidos, la que llama la mi atención, es la de los jugadores de cada equipo; entrelazados con ansiedad, expectativa, angustia y deseo, por realizar un buen juego. Elevan sus manos al cielo, pidiendo la ayudadita extra, ese apoyo divino que les garantice el éxito del juego. Cuando el equipo marca el anhelado gol, se arrodillan y dan gracias al Eterno por el favor recibido así, millones de personas saltan de alegría, dan sus gracias al Todopoderoso y entre sonrisas nerviosas, siguen apretando los dientes hasta el final del cotejo.

 

Una vez, cuando era niño, viendo un partido de fútbol en compañía de mi padre, me dijo ¿ viste que los jugadores de los dos equipos, Le piden a D-s que les ayude?  Le respondí que sí y entonces me preguntó ¿a cuál de los dos equipos, crees tú que D-s va oír y va ayudar?  Me quedé en silencio.

 

El Bal Shem Tov enseñó que todo está unido en El Creador, su creación es un ejad (unidad) con El y tiene un propósito. Bajo este concepto la plegaria tiene varios niveles; el básico, es como la de los deportistas, pendiéndole a Di-s arriba por ganar, es el nivel de lo físico, del mundo, donde pedimos de manera personal, dame, ayúdame, respóndeme, permíteme, etc. aquí la oración será respondida por el Mérito que se tiene sobre lo que se pide.

 

Podemos aprender a conectarnos con El Creador, elevarle una plegaria en forma más adecuada. Cuentan que un rabino entra en la sinagoga, ve a su estudiante de pie en profunda meditación, con el talit en sus manos. El rabino, impresionado le pregunta ¿en qué piensas?  “te ves en los más profundos y elevados niveles de pensamiento.” El estudiante le responde, “no rabino, simplemente no recuerdo si saqué el talit para rezar, o si ya recé y lo estoy guardando.”

 

Es normal que, al intentar concentrarnos en algo, lleguen pensamientos a nuestro intelecto distrayéndonos de nuestro objetivo. Para que estos pensamientos subjetivos, al momento de los rezos no nos despisten, deben ser observados sin hacer juicio, por qué o para que están en nuestra mente, pues todo es para bien. Solo mirarlos, como si se estuviera viendo algo, sin emoción ni atracción, quitando lo negativo y el “yo” no sacando conclusiones; por ejemplo, cuando recuerdas a alguien y piensas; le salude y me miro mal, ¿será que está enojado conmigo?  no olvides, tu yo no sirve.

 

Los futbolistas calientan antes del partido; de igual forma, la preparación antes de la plegaria es muy importante, es ahí donde el Rey David nos recomienda entrar por sus puertas con agradecimiento, por sus atrios con actitud de gracias. Este debe ser nuestro pensamiento objetivo; el agradecimiento, el que desde antes decidimos poner en nuestra mente, como enseña el Rabino Shalom Arush en su libro Las Puertas de la Gratitud. El agradecimiento, abre un portal por el cual pasa nuestra plegaria.

 

Tehilim (Salmos) 33:6 dice; “Por la palabra de HaSHem, los cielos se hicieron y por el hálito de Su boca todos Sus ejércitos.” De esto aprendemos que «el mundo físico» fue creado a través de la palabra, «el mundo de los ángeles», a través del aire y «las almas» a través del hálito de vida. Estos son los mismos 3 niveles del habla, boca, aire y respiración.

 

Las letras en hebreo, tienen una vibración particular que, al unirlas y formar las palabras canalizan la energía que finalmente se materializa y vemos el mundo físico. Es decir, todo comenzó con una idea en el pensamiento del Creador. Quien usando el efecto respiratorio de, «inhalar y exhalar» tomó el aire, exhaló en palabra (vibración espiritual) que, a su vez formó la vibración física (energía) y la energía, se materializó. Todo lo físico es en realidad, «vibración divina» por lo que entendemos de la Tora cuando HaShem dijo, “Hágase la luz y fue la Luz.”

 

En conclusión, cuando oramos si nos sentimos aquí y Ha Kadosh Baruj Hu allá, estamos en el nivel básico – físico. Sí nos sentimos envueltos en su presencia, hemos entrando al nivel del aire, el de los ángeles; más si sentimos que estamos, en la esencia misma del Creador, habremos llegado al nivel del alma, al hálito de vida.

 

El nivel más elevado es el de la unicidad con HaShem, donde nos hemos diluido en El y nuestras palabras, no son nuestras sino Suyas. Ya no somos nosotros haciendo nuestra plegaria hacia El Creador; en todo caso, es El Creador, hablando a través de nosotros y creando una nueva materialidad espiritual, que genera la realidad que cambiará nuestra situación.

 

La hitbodedut (La plegaria personal), no es aquello que repetimos y repetimos esperando encontrar respuesta de HaSHem, “la plegaria es en sí misma la respuesta”. Si logramos estar en el nivel más elevado de la consciencia, de la unicidad con El Creador, entonces diríamos Baruj y se crearían las bendiciones, Refaenu y se crearía la salud.

 

Permita El Creador, que todos podamos llegar a los niveles mas profundos y elevados de la plegaria, que pidamos por la sociedad, pues esto también nos incluye y que podamos ver el maravilloso efecto, de SU realidad en nosotros.

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