La emuná de Einstein

¿Por qué hay personas que hacen tanto esfuerzo por mantenerse sanas y luego se mueren de una enfermedad terminal?

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Rajeli Reckles

Posteado en 17.03.21

Querida Rajeli:

 

Entiendo que Hashem puede hacer todo lo que quiera, y no importa lo que yo haga, el resultado depende de Él. Entonces ¿para qué voy a esforzarme en hacer las cosas? Por ejemplo, ¿por qué hay personas que hacen tanto esfuerzo por mantenerse sanas y luego se mueren de una enfermedad terminal? Y también ¿por qué hay personas que se matan trabajando para ganarse la vida y apenas si llegan a fin de mes?

 

Gracias,

 

Esteban

 

Hola Esteban!

 

¿Acaso sabías que Albert Einstein era familiar mío? ¡En serio, no es broma! Me imagino que siendo él y yo judíos, eso nos convierte en familiares, no?  Y la verdad es que tenemos un montón de cosas en común. El abuelito Albert se ganó un Premio Nóbel de Física y yo siempre me estoy nominando para algún Premio Nóbel… Él fue un genio que formuló la revolucionaria teoría de la relatividad, y en mi caso, mi mamá y yo estamos seguras de que yo soy también un genio. Los paralelos son interminables.

 

Pero basta de hablar de mí. Hablemos de tus preguntas. La verdad que son preguntas muy sensatas. Si te manejas estrictamente según lo que te dicen tus sentidos, entonces es verdad que la vida parece ser injusta. Dondequiera que mires, vas a ver situaciones que te hacen pensar si realmente conviene ser una buena persona. Tengo una noticia que darte, Esteban: vives en una realidad engañosa y te voy a explicar por qué.

 

Primero, aclaremos una importante ley espiritual: en este mundo físico, nada es como parece ser. Nuestros sentidos están diseñados en forma específica para engañarnos. Por ejemplo, lo que percibimos como un éxito en realidad puede llegar a ser lo más dañino. ¿Cuántos ganadores de lotería terminaron sumidos en deudas astronómicas como resultado de su “buena fortuna”? Y viceversa: cuando estamos seguros de que tocamos fondo, es posible que estemos empezando una enorme mejora en la vida. Estoy segura de que NUNCA conociste a una mujer de sueños que resultó ser una loca de manicomio, no es cierto?

 

Ahora vemos que no podemos depender exclusivamente de lo que nos dicen los sentidos. Entonces ¿cómo nos damos cuenta de qué es correcto y qué es incorrecto? ¿Cómo sabemos qué decisión tomar? ¿Cómo podemos entender algo en la vida?

 

La siguiente ley espiritual: Tenemos que ser conscientes de que no sabemos nada y no entendemos nada. Eso es bastante einsteiniano, no? Tenemos que darnos cuenta de que nuestra percepción del mundo es muy limitada y que debemos internalizar ese concepto y que en realidad no tenemos la menor idea de lo que sucede a nuestro alrededor. Esta conciencia mantiene controlado el ego. Es muy importante que recordemos esto cuando las cosas no van como queremos, ya que esto nos ahorrará muchísima frustración y aflicción.

 

La tercera ley: Hashem dirige el mundo de acuerdo con Sus cálculos, no los nuestros. En el ajedrez, un jugador clase C no puede entender los movimientos del Gran Maestro ya calculó de antemano. El Gran Maestro es capaz de ver varios movimientos potenciales futuros y además sabe visualizar las consecuencias de cada movimiento. Nosotros, los seres humanos, somos como jugadores clase Z comparados con el Gran Creador. No podemos pretender prever el futuro y entender todos los movimientos que Hashem está haciendo en la vida de cada uno de nosotros. Así es…

 

La cuarta ley: tenemos que confiar en que todo lo que hace Hashem es para nuestro propio bien. Dado que realmente no tenemos la menor idea de lo que está pasando en nuestras vidas, ni por qué, no tenemos mejor opción que confiar en Hashem! No podemos prever el futuro. No entendemos la lógica de por qué cosas aparentemente malas que nos pasan en realidad son para bien. La única forma de llenar el vacío inmenso entre nuestra lógica y lo que nos está pasando es confiar en Hashem y creer que todo es para nuestro propio bien!

 

Teniendo en mente todo esto, resumamos todo esto con una última ley para buena suerte: el individuo solamente es responsable por sus esfuerzos, no por los resultados. En hebreo, el término “esfuerzo” se dice hishtadlut. Y a pesar de lo limitados que somos, Hashem nos considera Sus socios en la creación. Él nos da libre albedrío para decidir cómo hemos de comportarnos en cada situación de nuestras vidas.

 

El truco consiste en no enfocarnos en el resultado: sino únicamente en nuestros esfuerzos. Es un error engañarte pensando que puedes sentarte cómodamente en el sillón y esperar a ganarte un premio de diez millones de dólares que te van a llevar directamente a tu domicilio. Por mejor que suene, ¡olvídate de que te pase!

 

¿Cuál es la genialidad en estas fórmulas tan complicadas? Te lo voy a dar de bonus sin costo adicional: 100% emuná + 100 % hishtadlut + 0% expectativas =  ¡una vida realmente feliz! A esta fórmula mía digna de un Premio Nóbel la voy a llamar “La Emuná de Einstein”, en honor a mi abuelito Albert.

 

En serio ahora: el que sí tendría que haber recibido un Premio Nóbel de la Paz es el Rav Shalom Arush (Shalom = paz!), porque sus libros están mejorando las vidas de millones de personas en el mundo entero. Ahora lo único que me falta es averiguar cómo se hace para nominarlo…

Escribe tu opinión!

1. Jessica

10/29/2019

Muchas gracias ! Estoy pasando por una situación en la que tus palabras son la respuesta del creador, aplicare "La Emuná de Einstein" a mi vida. Shalom 🤗

2. Pablo

6/23/2018

Basta de engañar

Malísimo , muy malo ¿porque alguien que llegó primero nos tiene que decir qué es bueno o malo? Por favor ¡¡¡basta !!!

3. Pablo

6/23/2018

Malísimo , muy malo ¿porque alguien que llegó primero nos tiene que decir qué es bueno o malo? Por favor ¡¡¡basta !!!

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