Los escépticos de la emuná

Para el escéptico de la emuná, la persona con emuná es un marginado de la sociedad que se salió de la carrera de la vida

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Dr. Zev Ballen

Posteado en 17.03.21

¿Qué significa que uno vive una vida con emuná? Para los escépticos de la emuná, puede ser el estilo de vida que adoptan aquellos que buscan alguna excusa para no esforzarse y no sudar trabajando como el resto del mundo, que sí se pone metas en la vida y hacen su contribución a la sociedad. Para el escéptico de la emuná, la persona con emuná es un marginado de la sociedad que se salió de la carrera de la vida y simplemente “Le encargó todo a Dios”. “Al fin y al cabo todo está en manos de Hashem, así que para qué esforzarnos para ganarnos la vida, o defender tus derechos en la corte, o tratar de alcanzar algún logro, si igualmente al final del día Dios va a hacer lo que quiera de todos modos”. En realidad, la gente de emuná sí dedican la vida a Dios pero no de la manera que describe los escépticos.

 

La gente de emuná se ponen objetivos en la vida exactamente igual que el resto de la gente y también luchan por alcanzar dichos objetivos con gran determinación. La diferencia entre unos y otros es que la gente de emuná va a posponer o incluso renunciar a algo que les era muy importante cuando reciben “un mensaje” de que deben hacerlo. Eso no significa que dejen de esforzarse, sino que se esfuerzan en otra dirección. En algunos casos, puede querer decir que después de haber invertido considerable esfuerzo en abrir la “puerta 1” sin éxito, uno siga por el corredor hasta llegar a la “puerta 2” y entre por allí. O puede ser que después de entrar sin problemas por la “puerta 2”, uno se da cuenta de que hay otro pasillo más que también conduce a la “puerta 1”, que ahora está abierta e invitándote a pasar.

 

Es posible por ejemplo que una mujer haya “decidido” cuando era joven que quería tener una familia numerosa pero después de que se casó se dio cuenta de que los hijos no llegaban uno al año, como ella daba por sentado. Su creencia restringente de que tener diez hijos era la única forma de ser feliz ahora le estaba causando depresión, porque ella había tenido la bendición de tener solamente cinco. Y ahora que había cumplido cuarenta y pico de años, se dedica a llevar a cabo esfuerzos hercúleos para seguir llenando el nido recurriendo a fertilizaciones in vitro y en el proceso, se vacía emocionalmente y financieramente y para colmo está arruinando su matrimonio.

 

Para la persona creyente, la persona con emuná, es inconcebible que Dios le haya dado a cada una persona una sola forma de ser feliz. ¿Quién dijo que hacen falta hijos para ser feliz? Cuando la gente de emuná empieza a sentirse encajonada creyendo que necesitan una cierta cantidad de hijos para ser felices o una cierta cantidad de dinero en la cuenta del banco para ser dichosos o que solamente pueden vivir contentos si logran alcanzar cierto peso o con cierta nariz o lo que sea, ahí es cuando dejan de esforzarse y sudar y trabajar como el resto del mundo para alcanzar lo que desean pase lo que pase.

 

Al contrario. Cuando la gente de emuná capta esa primera fracción de segundo lleno de emociones negativas, de inmediato lo toma como una señal de Arriba de renunciar a eso y darle las gracias a Dios por la oportunidad de triunfar en otro gran partido. Con destreza espiritual y destreza de mano, la persona de emuná transforma las “estrategias de derrota” del escéptico en estrategias de triunfo con gran velocidad y enorme gracia.

 

He aquí un ejemplo…

 

“Tienes que entablarle demanda a ese tipo… te engañó… consíguete un abogado y demándalo… no seas tonto… tienes que hacerle pagar por todo lo que te hizo”, dice el escéptico. Pero la persona de emuná dice: “No gracias, todo esto proviene de Dios y es para mi propio bien y tengo muchas cosas mejores que hacer con mi tiempo que pasarlo con abogados, jueces y corriendo de un tribunal a otro. En vez de pasarme los próximos cinco años en medio de una litigación, la persona de emuná puede aprovechar la oportunidad para acercarse a Hashem orando más, o estudiando más o pasando más tiempo de calidad junto a su familia. Para la persona de emuná no hay pérdida más grande de tiempo y energía que desperdiciar los invalorables momentos de la vida alejado de todo aquello que está más cerca de su corazón.  Los escépticos de emuná pueden llamar a eso “retirarse de la vida”, pero nosotros lo llamamos “abrazar lo más preciado de la vida”.

 

Es mucho más fácil decir “Yo ya probé todo y nada funciona” que decir “es imposible que yo haya probado todo… Dios es el único que puede probarlo todo!”. Cuando el escéptico dice que lo probó todo eso es solamente una excusa para no hacer nada. Los escépticos de emuná son personas vacías, asustadas, que no confían en nada ni nadie. Como no tienen agallas para confiar en Dios y en Su forma de vida, los escépticos de emuná se ven forzados a crearse problemas de salud y problemas financieros y tasas de suicidio y de divorcio que de lejos exceden las nuestras.

 

Como personas de emuná, nosotros también nos esforzamos mucho pero no “exigimos” que al final tengamos “éxito”. Aceptamos que no todos nuestros objetivos están destinados a lograrse. Tenemos fe en que en la vida no se trata solamente de conseguir aquellas cosas que alguna vez sentíamos que eran imprescindibles, sino acerca de en quiénes nos transformamos en el proceso.

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