Los sitios favoritos

Yo siempre pensé que los medios de comunicación eran un lugar en el que uno recibía un lavado de cerebro. Entonces me di cuenta de que eso depende de cada uno.

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Dovber Halevi

Posteado en 04.04.21

Yo siempre pensé que los medios de comunicación eran un lugar en el que uno recibía un lavado de cerebro. Entonces me di cuenta de que eso depende de cada uno.

 

Quora es mi sitio social favorito. En él van a encontrar preguntas acerca de cualquier tema. En vez de posts acerca de lo que otros compraron, pensaron o lucharon, la gente responde a preguntas. Puede ser algo específico como por ejemplo cómo usar una aplicación de programación específica, o los mejores ingredientes para una salsa para los tallarines o puede se algo general como – ¿cuál fue el desafío más duro de tu vida?

 

Las respuestas tienen todas una temática en común: bondad, sinceridad, inspiración.

 

La gente no tiene motivos para mentir. No tienen deseos de hablar mal de los demás. No hay juicio ni resentimiento cuando los demás comparten su sabiduría y los obstáculos de la vida en este mundo.

 

Este es un medio social que saca a flote lo mejor de cada uno de nosotros. El deseo sincero de compartir con la mayor cantidad de gente posible las cosas que aprendimos en la vida y de ayudar a aquellos que pueden beneficiarse con nuestro conocimiento bien ganado.

 

En otros sitios, uno al terminar de leer los posts se siente enojado, frustrado y bastante impotente. Se pone a la defensiva, y se endurece en sus opiniones.

 

Quora es diferente. Las cosas que experimentamos son independientes de nuestro status social o financiero, e incluso político. La gran mayoría de las cosas que pasamos en la vida son las mismas que todos los demás. Lo que nos hace diferentes son nuestras decisiones. Muchas veces la gente comparte los desafíos que enfrenta al tomar decisiones y se abren ante los demás contándoles cómo enfrentaron tales situaciones.

 

He leído palestinos felicitando al ejército de Israel y deseando transformarse en ciudadanos israelíes. Vi una historia de madres que trabajan 18 horas al día para que sus hijos puedan terminar sus estudios. Historias de policías que en vez de dar boletas, hacen todo lo posible por dar advertencias, porque saben que la gente no está en condiciones de pagar la boleta.

 

Cuando termino, siento vergüenza. Vergüenza de que me enoje con la gente. Vergüenza de que sea capaz de emitir juicios instantáneos a grupos enteros de personas.

 

¿De dónde salió todo eso?

 

De los medios de comunicación convencionales, que jamás cuentan historias inspiradoras, que no hacen que las historias positivas sean tan entretenidas como las historias negativas. Que no resaltan a las personas que trabajan juntas para mejorar la vida para la mayor cantidad de gente posible. Piénsenlo un momento: no me enseñan nada nuevo.

 

La gente que aparece en los titulares no es gente común y corriente. Son los VIP de la sociedad.

 

Igual que con el control remoto, puedo elegir lo que se transmite en mi cerebro. Puedo manipular cómo me voy a sentir, y cómo esos sentimientos van a dirigir mis próximas palabras o mis próximos actos.

 

Se nos ordena amar a Hashem con todo nuestro corazón. Pero cómo podemos cumplir con este precepto si no estamos en absoluto en posición de amar? Para servir a Hashem, tenemos que hacer todo lo posible por vaciar nuestras almas de todo rastro de enojo, y llenarlo de simpatía, de compasión y de bondad, sin críticas ni sin juicios.

 

No puedo decirles dónde buscar paz online, pero he aprendido que hay algunos lugares que hay que evitar a toda costa.

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