Necesidades Innecesarias

Mientras sostenía al bebé con una mano y con la otra pasaba la aspiradora, empecé otra vez con mis reminiscencias de la mucama que solía tener en Miami.

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Rajeli Reckles

Posteado en 05.04.21

Mientras sostenía al bebé con una mano y con la otra pasaba la aspiradora, empecé otra vez con mis reminiscencias de la mucama que solía tener en Miami..

Estoy pensando seriamente en ensanchar mis horizontes y grabar un remix de música rap. Sería algo así: ropa sucia y platos. Ropa sucia y platos. Ropa, ropa. Sucia, sucia… Platos, platos, platos….

Pegadizo, ¿no?

Ustedes se preguntarán cómo fue que se me ocurrió una música tan fantástica…. Les voy a contar: me di cuenta de que cada vez que hablo con mi hermana y ella me pregunta qué estoy haciendo, siempre le doy la misma respuesta general: ropa sucia y platos. Quizás por una sola vez tendría que decirle: “Nada”, solamente para confundirla. Pero entonces seguramente me colgaría, porque pensaría que llamó a un número equivocado…

Hoy fue mi cumpleaños, así que para darme un gusto, decidí jugar a “Esclava por un Día”. Hice una súper limpieza general moviendo todos los sofás, pasando la aspiradora debajo de las alfombras, cambiando todas las sábanas y fundas… ustedes me entienden… lo que suelen hacer los esclavos… La mitad del tiempo el bebé apretó el botón que cierra el tubo flexible de la aspiradora y la otra mitad del tiempo el circuito se sobrecargaba cada vez que tenía que volver a encenderla. De más está decir que lo que tendría que haberme llevado media hora me llevó por lo menos el doble de tiempo. Y eso fue solamente el comienzo de mi súper divertida extravagancia en honor a mi cumpleaños…

Mientras sostenía al bebé con una mano y con la otra pasaba la aspiradora, empecé otra vez con mis reminiscencias de la mucama que solía tener en Miami. Ay… mi amada Lisa, cómo te quería…. Ella era mi caballero real con reluciente armadura que venía en mi rescate una vez por semana a lavarme los platos cuando la pila ya casi llegaba al techo. Una vez por semana venía y valía cada centavo. Por lo menos, hasta que se iba. Porque después de cinco minutos, la casa como por arte de magia volvía a su estado antes de Lisa, igual que el carruaje de calabaza de Cenicienta. ¡Puf! La fantasía de una casa limpia y ordenada se hizo polvo…

Pero para mí ella era no obstante una necesidad, aunque ahora nadie pudiera darse cuenta de que ella sí había venido.

El otro día, conversando con una amiga, le pregunté por qué no echaba de una vez por todas a la mucama que tiene con cama adentro, dado que se la pasa quejándose de lo mal que trabaja. “¿Te volviste loca? ¡¡Jamás haría algo así!!”, exclamó horrorizada, como si le estuviera pidiendo que se amputara el brazo derecho. “¿Cuál es el problema?”, pensé para mí misma. “Después de todo, tiene solamente dos hijos y además están todo el día en el colegio y ella no trabaja. ¿Para qué necesita una mucama con cama adentro?

Ahora me es fácil decir esto, pero cuando vivía en Miami, ni siquiera se me habría pasado por la cabeza preguntar algo así. Me parecía un lujo sí, pero un lujo necesario. Esa clase de necesidades que evitan que una se vuelva loca…

Otra de las fantasías recurrentes que siempre tenía yo era que algún día iba a tener DOS lavaplatos. Hoy no tengo NINGUNO. ¿Y saben qué?
Incluso con el lavaplatos que tenía me la pasaba trabajando, porque yo tenía que hacer el pre-lavado. Entonces ¿qué tanto me estaba ahorrando?
En estos días nos bombardean cada vez más con todo tipo de mejoras y modernizaciones de las necesidades modernas, tales como el teléfono, las computadoras, los automóviles y los artefactos eléctricos. Ya no se ve con buen ojo que tengas un teléfono al estilo de los noventa, en el que para poder llamar tienes que apretar cada tecla ocho veces (que es el que yo tengo… je je). Hasta los libros se están volviendo obsoletos, con todos los ipads que te permiten leer lo que quieras cuando quieras… Y hasta los lavarropas tienen sensores especiales que ajustan automáticamente el nivel del agua…

Ahora bien: todo esto es excelente, pero también tiene una desventaja, y es que todos estos avances nos hacen pensar que no podemos vivir sin ellos. La vida se volvió tan fácil, tan instantánea, que hasta el más mínimo desperfecto en su funcionamiento nos deja absolutamente fuera de servicio… “¿¿Qué?? ¿Se rompió la máquina del café expreso? ¿Y ahora voy a tener que tomar café instantáneo así nomás? ¡Oy!”

De las muchas concientizaciones que obtuve al vivir en Israel, esta es una de las principales: no necesitamos más de lo que necesitamos.
Ustedes se preguntarán que tiene de malo un poco de lujo en la vida. Bueno, a mí me parece que todo esto aleja a la gente de Dios, porque la gente se concentra tanto en trabajar para alcanzar el confort material que acaba perdiendo de vista el propósito mismo de la vida.

Ya es suficiente con que la gente tenga que trabajar tanto para pagar la casa y el auto, que sin temor a equivocarme pienso que ya son gastos que están mucho más allá de sus posibilidades. Y encima de todo eso, ¿tienen que sumergirse en un estilo de vida que los ahoga con todas sus necesidades innecesarias? Es como quedarse atrapado en un charco de arena movediza….

La pregunta es: ¿cómo podemos arreglar esta falta de conexión con Dios?

Primero: desconectándonos de todos los lujos; simplificando la vida.

Segundo: empezando a centrarnos en los objetivos espirituales, en darle lugar al alma, que no necesita para nada todos estos lujos materiales y que de hecho las desprecia.

Dicho sea de paso, les cuento que durante algunos días tuve un Android. ¿Y saben lo que pasó? Vi que me la pasaba chequeando mi cuenta de gmail por lo menos 50 veces al día y yendo online sin ningún motivo aparente. Lo que pasó fue que mi hice adicta, y así fue como me di cuenta de que la gente siente que es imprescindible estar constantemente conectados con el mundo exterior. Sin embargo, la verdad es que la única conexión verdaderamente importante es la que tenemos con Dios.

Y esa sí que es una necesidad genuina. 

 

 

Pueden enviar sus preguntas, y en especial sobre temas como el noviazgo, el matrimonio, la educación de los hijos y el rol de la mujer. Escriban a racheli@breslev.co.il

 
 
 

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1. Marta L

4/06/2017

Maravilloso

Me sentí totalmente reflejada en tu experiencia. Siempre me quejo de tanto oficio en casa y de la poca ayuda que recibo, pero me propuse,a agradecer cada momento y ahora aunque la carga no es menor mi percepción de mis acciones en mi hogar, ha cambiado mucho. Que rico que pueda contribuir a mejorar la vida de mi familia y sobre todo a hacer las cosas con alegría y no con rabia.

2. Marta L

4/06/2017

Me sentí totalmente reflejada en tu experiencia. Siempre me quejo de tanto oficio en casa y de la poca ayuda que recibo, pero me propuse,a agradecer cada momento y ahora aunque la carga no es menor mi percepción de mis acciones en mi hogar, ha cambiado mucho. Que rico que pueda contribuir a mejorar la vida de mi familia y sobre todo a hacer las cosas con alegría y no con rabia.

3. Valeria Samara Francabandiera

7/30/2013

Modernidad x Valores B"H Cumplimentos por este mensaje tan especial y de una persona madura y que tiene Torah . Porque de fato la modernidad nos aleja del nuestro Gran Padre y Creador porque los mecanismos de búsqueda nos hacen estar con la cabeza cada vez más concentrada en obtener cosas inútiles y nuestro tiempo escapa por la ventana de la vida y no vuelve. Modernidad, tecnología son buenos para hacer que tenemos más tiempo libre para nos dedicar a nuestros estudios diarios y oraciones. Que HaShem nos bendiga !

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