Un sabio en potencia

Aquellos que tuvimos el privilegio de acercarnos a la Torá no debemos creernos superiores a los demás…

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David Perlow

Posteado en 05.04.21

Es algo horrible… a pesar de todo tu empeño por amar a esa persona, todo el tiempo estás luchando con esas emociones negativas: “no es lo suficientemente religioso; si tan sólo cambiara; no es bastante fuerte en sus convicciones”, etc. Debemos recordar que cuando tratamos de fortalecer al prójimo, las críticas jamás lograron que nadie viviera una vida más observante.

Miren lo que pasó con Rabí Akiva, nuestro más grande sabio, que además fue el responsable de organizar toda la Guemará. En sus primeros días, él odiaba la religión y por supuesto, aborrecía a los religiosos. De hecho, se lo cita diciendo que iba a morder a cualquier erudito de la Torá como un burro”, si se le daba la oportunidad (Guemará Pesajim 49b). Esto sí que no se entiende… ¿Cómo es posible que alguien que odiaba la Torá y a sus seguidores se transformara en el más grande líder de Torá de la generación? La respuesta es muy simple: tenía buen ojo.

Rajel, la hija del acaudalado Kalba Savúa, vio que Rabí Akiva tenía un gran potencial – una tremenda capacidad de entendimiento de la sabiduría de la Torá. Rajel renunció a su prestigioso y lujoso estilo de vida, yendo en contra de la voluntad de su padre, a fin de aferrase a alguien en el que creía. Los dos se casaron y la actitud positiva de ella empezó a encender dentro de él la llama interna del ascenso espiritual. Tal como dice el Rabino Lazer Brody en su libro Pi Habeer: “Da miedo pensar qué habría sucedido con el judaísmo si ella no se hubiera enfocado en los puntos buenos de él. ¡No habría existido Rabí Akiva!”.

Tratemos de aplicar esto a nuestras propias vidas. Muchos de nosotros vamos creciendo lento pero seguro en nuestros estudios de Torá gracias a nuestra colección de librosCDs de emuná. Esto nos ayuda a recordar que no somos mejores que otros que todavía no están cumpliendo con la Torá. Más bien, podemos calificarnos de “privilegiados”. Alguien que se siente privilegiado de servir a Hashem y difundir la emuná actúa desde un lugar de amor, mientras que el otro actúa desde un lugar de falsedad. Permítanme explicar lo que quiero decir:

En su increíble obra Pi Habeer, el Rabino Brody explica muchos conceptos muy profundos acerca de la importancia de la confraternidad y el amor mutuo. Todos hemos oído hablar acerca de la comparación de las diferentes clases de judíos con las Cuatro Especies de Sucot. Sin el “sauce”, que no tiene ni sabor ni fragancia (y que es una analogía para la persona que no tiene ni Torá ni buenos actos), no podemos observar este precepto tan importante, ya que la Ley Judía requiere que las Cuatro Especies están presentes. A continuación describe el verdadero rol del tzadik de la generación – amar a cada judío y atraer el bien innato de cada uno.  Para la gente común y corriente, como nosotros, esto significa elevarnos para ver cómo Hashem ama a esta persona y no como “yo” la percibo.

Permítanme darles un par de ejemplos:

Tú estás esforzándote en tus estudios judaicos y sientes que a tu marido no le arde la chispa de amor por Hashem igual que a ti. Esto te molesta, afectando el amor que sientes por él. En otra instancia, alguien va sin cubrirse la cabeza con una kipa y encima lleva un arito y un tatoo en el brazo. Y como si todo eso fuera poco, esta “persona” profana el Shabat públicamente. Tú te preguntas: “¿Qué tengo en común con él? ¡Ni siquiera puedo empezar a hablar con él! Somos tan diferentes!”. Alto! No vasas tan rápido… Usemos la sabiduría de la Torá y no olvidemos los dos preceptos que dicen “con rectitud juzgarás a tu prójimo” y “amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

Al ir ascendiendo la escalera espiritual, si no tenemos cuidado, podemos llegar a volvernos muy egocéntricos. Olvidamos que en algún momento, nosotros fuimos los que llevábamos el arito en la oreja y que éramos absolutos ignorantes en todo lo que a judaísmo respecta. De repente empezamos a mirar desde arriba a los que no están a nuestra “altura”.

Explica el Rabino Brody en su libro que todos somos criaturas de Hashem y que todos tenemos dentro una chispa de Divinidad. El que cumple con la Torá ha activado esa chispa y el que no, se encuentra sumido en la oscuridad, pero no obstante tiene todo el potencial de ser un Rabí Akiva! Lo único que necesitan es amor. Y si hay algo que el pueblo judío necesita hoy en día es confraternidad. Pero cuando la persona religiosa piensa solamente en sí misma y olvida estos dos preceptos tan importantes (“con rectitud juzgarás a tu prójimo” y “amarás a tu prójimo como a ti mismo”), entonces de ninguna va a poder contribuir a la unión del pueblo judío ni podrá ayudar a nuestros hermanos que son menos conscientes de la importancia del cumplimiento de la Torá.

Ahora, si me permiten, quiero dejarles algunas “tareas escolares” o “deberes” para vayan haciendo:

Cuando entren en contacto con alguien al que quieran fortalecer en judaísmo, recuerden cómo lo encaró Rajel. Concéntrense en lo bueno de esa persona y que Hashem la ama. Sean verdaderos embajadores de la Torá y la emuná. Y después reflexionen acerca de cómo esta situación fue distinta a otras situaciones del pasado… cuando encontraban personas similares.

No olviden que esa persona de aspecto secular que está sentada a su lado en el autobús, en el tren, o en el avión, puede llegar un potencial Rabí Akiva! Y tal vez ustedes sean quienes estén destinados a conectarlo con Hashem. Esa es una oportunidad que nadie se va a querer perder!

 

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